F.E.A.R.

Y lo que un día temí, vuelve a caminar junto a mi.

Estás aquí, a mi lado, junto a mi, sentado, tomando de la misma taza de café, fumando del mismo cigarro y mirando como las letras se escriben lento sobre mis dedos, sobre mi cuerpo.

A veces me niegas, te vas, pero siempre me dejas el recuerdo de tu presencia, siempre me dejas desarmado sobre el cielo y su reflejo contra el suelo.

Pensé que algún día podría des-hacerme de ti y que podría caminar un tiempo, sólo un tiempo en soledad, sin embargo me equivoqué, y tu saltas sobre mi cada vez que intento, cada vez que trato levantar la mirada y ver el mundo, e imaginarme el sol partido en dos, usando su calor contra el mar de ilusiones creadas por los sueños.

Hoy no.


Hoy me rindo, como lo hice muchas veces y como seguiré haciendolo, porque a veces es necesario caer, rendirse y mirar desde el fondo todo lo que el cielo puede contener.

Ya no aguanto y me tomas de la mano, tomas de la misma taza el mismo café, fumas el mismo cigarro con la misma pasión y botas el humo dejando huellas de ceniza en mis ojos, y lees estas letras, riendote y alegrandote de que me entrego, nuevamente, a tus manos.





Ahora me pregunto.

¿Te amo con la misma fuerza con la que alguna vez te amé?

No, y nunca lo haré nuevamente, no me dejaré tentar más de la cuenta por tu culpa; esta vez me desligaré de ti cuando encuentre la salida, cuando alguien me ayude a escapar, huiré y no me verás, no me verás por mucho tiempo más.