Sunday, November 30

Comienzo

I


Tenemos el cuerpo

Para parir esta voz



Las manos de esta rareza se extienden sobre el papel y absorben la esperma.
Cae, lento, y se escurre por mi brazo.
Cae y se deja ahogar en la espera.

La piel se vuelve tinta, pálida bajo el sol contrastando con la humedad.





II


No hablo de aparecer en tus sueños, ni de amanecer los dedos por los roces agónicos de la desesperada necesidad de encontrar tus límites, ni de ahogarme en las costuras de mi falta y de lo que me falta, y lo que te falta. Hablo de volver, a mirar el cielo en toques inexplicables de tus ojos cuando éramos.







III

Todo se deshace cuando las paredes pierden color, las palabras que nos prometimos queman sus manos y dejan escasos recuerdos en mi almohada. Tus cabellos raspan mi piel por las noches y la dejan con un tono rojizo, acaramelado de sentir tu boca, de que me tengas todo esto, y me olvides por la mañana, amaneciendo nuevamente en el silencio de un desconocido día, de una mañana sin marcas, de una oscuridad que penetra los bordes de nuestra enfermedad, de nuestro amor.

Arte Poética

Nunca quise aumentar tu falta con mis palabras, ni tampoco quise esconder la necesidad del dolor, la necesidad de escavar en mi piel hasta encontrar-te.

Nunca quise saborear el cuadro en sueños del papel manchado con tu tinta, con tu rostro colgado en mi pared, en mi lengua, en las frotaciones oscurecidas por el humo de aquellas hendiduras que me lamías cuando nuestras bocas inexpertas se encontraban.

Nunca quise interpretar tus ganas, ni descubrir tus deseos, tu lujuria en otros, con otros y para otros, menos para mí, menos para una escritura que enrosca mis dedos cuando tiemblo al parir ésta frase, la siguiente, la que hiere, la que mueve mis pies y me hace encontrarte en cada esquina de mi suelo, bajo la mirada fija de un lente agotador que suda mi olvido a continuar, a querer detenerme y sacar tu cuerpo, sacar tu mirada y lavar con ella mi piel, lavar con ella mis llagas.

Nunca quise hablar del lugar que escupe con facilidad su sangre a mi boca y me deja exhausta las letras, me deja todo lo que pudo haber sido, todas las razones para amortiguar la fragilidad que me consume cuando no estás.

Nunca quise ahogar mi enfermedad en una hoja en blanco y llenarla de tu piel, de tu cuerpo que ni en noches me abandona, que ni en otros me abandona, que ni en tiempo me abandona.

Nunca quise arrastrar la luna al paraíso y volver tu rostro en ajenos, porque en verdad tú no eres al que recuerdo, ni tampoco eres el que aborta mis palabras en éste pliego ni en éste doblez, ni eres el que cerca mis faltas, ni eres el que marca mis costuras al reencuentro de un éramos, ni de un somos. No eres el perfecto intento de exagerar mi deseo por salir de la estructura de la forma y materializar los impedimentos. No eres el desprecio de mis errores, ni de mis abandonos, ni de mi carencia.

Nunca quise, y en verdad, no quiero que estas palabras se vuelvan fragmentos del volar infinito que nos prometimos y que ahora roto, me desangro, me enfermo, me lanzo al piso e intento atajar mis manos deteniéndolas de ansiarte, de plagar sus dedos sobre la imagen-escrita de tus ojos, de tu habla, de tus excesos, de tu hambre, de tu siniestro encuentro con el viento, de tus dobleces penetrándome lentamente el corazón, de tus labios tocándome sutilmente los adjetivos de tus límites, de esas voces que me prohibiste, que restringiste de nuestro sistema, y ahora, yo, ensimismado en ésta ansiedad de obligarme a decir que nunca quise, puedo obligarme a decir que siempre quise y que utilizo tu ausencia como pretexto para esconder las entre-líneas de mi escritura, de mis palabras, de mi piel, de mi cuerpo.

Monday, November 10

Volver


No, no hablo de volver.


Hablo de empezar-volver.

Sunday, November 2

Usted no sabe que dormir a su lado me hace mal.

 
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