Sunday, December 31

Año Nuevo

Me levante de mi cama, ya marcada con mi olor de no haber si quiera levantado un dedo desde que desperté, y camine a la ducha, abrí el agua caliente y un poco la helada, espere que tomaran cierta temperatura las gotas que caían sobre mi cabeza ya remojada dentro de la tina, y cuando alcanzó el punto exacto entre caliente-helada, metí mi cuerpo entero e intente dejar que el agua se llevara todo aquello que me causaba algo de tristeza, y que me mantenía aún en estado de letargo frente a la víspera, tan deseada, de año nuevo.


-Van a venir tus dos abuelas, tu tía, tu prima, y con tu hermana y tu, vamos a cenar todos y después a ver los fuegos artificiales en la T.V. –me había dicho mi madre días antes, y el hecho de imaginar eso me hacia caerme en un asco profundo, pensando en el archivo familiar que iba quedando, en su poca tristeza que nos ahogaba a todos, y en la mía que me ahogaba a mi aún más. Y cuando me dijo eso, pensé en escapar de aquel escenario seudo-feliz en donde comeríamos hasta que nuestra boca se tapase, y escucharíamos el sonido de los fuegos artificiales reventando en el cielo hasta que nuestro asombro tapase sus figuras iluminadas, y a mi eso, ciertamente, ya no me parecía atractivo. Deseaba más, tener más, hacer más, y quizás no más, pero diferente, deseaba salir a la calle a gritarle al mundo que un nuevo año comenzaba, o despegarme de mi familia y salir con amigos a celebrar las doce que marcaban el inicio de una nueva historia en el archivo mental, sin embargo la tradición es la que siempre gana la guerra, y junto con eso, en mi caso, los sentimientos también me ataban a mi casa, a mi pereza de cambiar la rutina, e ir volando a otros lugares a celebrar con champaña el tan deseado cambio de año, el esperado por muchos para empezar nuevas ideas, vidas, romances, lo que para mi, era simplemente una celebración a la felicidad en pareja, y tristeza en familia.


Luego de ducharme, voy a mi pieza a vestirme, con el ventilador encendido ya que el calor es más que insoportable, es inaguantable, y me dan ganas de no vestirme, ni de peinarme, ni de echarme desodorante, ni de arreglarme, ni de salir de mi pieza, pero debía hacerlo, y lo hice. Me vestí con una camisa a rayas, y unos jeans gastados, mi tenida perfecta de hoy en día para estas ocasiones, y en realidad la misma que había utilizado para navidad. Ya ni vestirme me sorprendía, ni impresionar me hacia querer salir de mi pieza, ya era todo igual con mi familia, y eso me estaba comiendo de a poco, y me comía mientras me vestía. Decidí seguir una de las tantas cábalas para año nuevo, y no sabía si era para año nuevo, o matrimonio, o navidad, o cumpleaños, o de las tantas celebraciones que puedan existir, pero igual lo hice: algo nuevo, algo usado, y algo prestado (¿o era algo regalado también?). Me puse mi camisa a rayas: algo usado, mis zapatillas nuevas: algo nuevo, y la pulsera con puntas que se le había quedado en mi casa a mi pololo: algo prestado (luego de que se dio cuenta de que se le había quedado me dijo que me la prestaba, así que creo que cuenta como prestado). Dudé varías veces antes de salir de mi pieza porque no quería enfrentarme a la realidad de mi casa, ni siquiera a mi realidad frente a mi casa. Tenía un caos en mi cabeza, y no podía pensar claramente en lo que estaba ocurriendo, ni lo que podía ocurrir, que era casi obvio.


Al salir de mi pieza, me sorprendió el ver el comedor arreglado, lleno de adornos extravagantes y, casi frívolos. La televisión resaltaba en el living, esperando a ser encendida con los fuegos artificiales, y la cocina estaba llena de comida, llena de futuros bolos alimenticios, y mi mente no dejaba de proyectar un caos frente al escenario comestible, y me dieron nauseas, por el adorno, la pantalla de la televisión, y claro, la comida. Mi hermana también estaba allí leyendo una revista (seguro era una de las más fomes que hay en mi casa, si es que hay), y me queda mirando, algo extrañada al ver que por fin salí de mi habitación, y me saludó, y me hizo de esas típicas bromas pesadas, que suelen ser pesadeces escondidas tras palabras que no intentan herirte, sino hacerte ver lo pesada que son y hacerte odiar a la persona que las dice; mi hermana es experta en eso, y yo sólo me di media vuelta y caminé a encerrarme, a esconderme tras la tragedia de ver a mi familia reunida.


La cena resultó ser como esperaba, todos ahogados en su champaña de tristezas, y todos hundidos en cada una de las burbujas que aparecían y se disolvían al ver el exterior, y ya deseando no estar más allí, después del abrazo del nuevo año, le pedí a mi mamá que me fuera a dejar lo más cerca de la casa de mi pololo, para ir a celebrar, y a celebrar de verdad. Me fue a dejar junto a mi familia, que de paso fue a dejar también, y ya en la micro, pude respirar sin tener que hundir el pecho por aguantarme el descaro de enfrentarme a todos y recitarles un discurso crudo sobre sus vidas, y mi vida con ellos; pude respirar, y ver lo que podría ser una celebración digna de año nuevo.

Tuesday, December 19

The End of the Line

Ya quedaba nadie en la habitación, sólo él, tirado sobre la cama, agotado ya de tanto demostrar su amor, cansado de jadear una, dos y tres veces pidiendo más y más por amor, por cariño, por tener que sentir algo que quizás jamás nunca volverá a sentir. Y estaba allí, a punto de llorar, a punto de gritar, tirado sobre la cama, esperando a que su cigarro se acabara sobre sus labios, esperando que las luces de neón fuera del cuarto se apagaran y, sabiendo que eso nunca ocurriría, esperó. Se quedo allí, fumando, consumiéndose, esfumándose y aniquilándose lentamente mientras sus suspiros no llegaban a nadie. Nadie que lo escuchara suplicar por amor, por una llamada, por una visita, por alguna mirada perdida entre la gente, aunque fuese un susurro, una pequeña insinuación en su vientre, en su espalda, en sus ojos.


Ya cansado de esperar, se levanto a ducharse, a quemar por fin ese molesto cigarrillo que inundaba su boca de nicotina pegada a su saliva, pegada a sus dedos, a su aroma, a su pelo, a su aquello y a todo su cuerpo; y la ducha lavo tiernamente su desgastado cuerpo, sin embargo no logro calmar su fervor por el tan deseado amor, por el aún no satisfecho amor que desprendían todos sus pelos, y tembló, y volvió a sacudirse como si el agua hubiese estado helada, como si hubiese estado tan caliente que nadie podría haberla soportado, y quizás así fue, pero el lo intentó, y se quedó bajo el agua hirviendo a esperar a que se le pasara esa picazón, ese dolor, ese fervor, ese rojo en su piel, en su cara, en sus ojos y en su corazón.


Y así llegó, al final de su línea, de su vida, de sus luces de neón apagadas en el cenicero de su cigarro hundido en las aguas de su pecho aún buscando más gotas de amor.

Saturday, December 16

Pistolas Púber

Y éramos tres, cobijados por la noche púber de la pequeña plaza del barrio, escondidos detrás de los arbustos intentando imaginarnos guerreros tras las pistolas de plástico que nuestras madres nos compraban.

Yo detrás del arbusto más alto para esconder mi cuerpo, y mi gran metralleta. Detrás del más pequeño estaba Andrés, tirado en el piso intentando apuntar entre las ramas. Y en la nada, en el medio del campo de batalla estaba Matías, quien se tapaba la cara y entre sus dedos nos miraba de reojo para saber a cual de los dos apuntar.

Estábamos listos para el combate, y bajo ese cielo estrellado nos lanzamos sin dudar a aniquilar al otro.

Yo salí corriendo a buscar a Andrés, quien escapo al verse hundido por mi metralleta. Y ya detrás de él, apuntando a su espalda, lo tumbé con un disparo al suelo nuevamente, e insistía disparándole continuamente, seguía con mi arma hasta que balas ya no quedaban, y Matías gritaba mirando el escenario cruel de la matanza. Andrés también gritaba, pero de dolor, gritaba más que Matías, y así yo también gritaba para silenciar sus gritos de auxilio. Ya con Andrés casi muerto, me lancé sobre Matías que estaba petrificado sobre sus pies, duro como una roca. Intentó dispararme con su pequeña pistolita de agua, y yo escondiéndome tras sus inmovilizados pies, escapé de su mojada balacera y me puse detrás de él y comencé a dispararle allí, de pie, sobre sus pies, sobre su propio cuerpo; comencé a ejecutar su muerte, su desangramiento mientras afirmaba fuertemente su cuello, a punto de asfixiarlo, y él soltando su pistolita y soltando gritos de locura intentó escabullirse una, dos, e infinitas veces hasta que cayó en el suelo moribundo, a punto de convertirse en sangre, drogado por su propio placer.

Ya victorioso, mirando el cielo estrellado de nuestra noche púber, dejo mi metralleta a un lado y me tiro al piso exhausto.

Viene Andrés con un cuchillo y me apuñala fuertemente, sin aviso, sin gritos, sin sudor ni sangre; me apuñala una, dos, tres, cuatro, y veinte veces hasta que acaba muerto por la sangre que ha perdido, y yo, llorando por no haber ganado, apoyo mi cabeza en el suelo, miro al cielo, y recuerdo.

Recuerdo nuestros juegos escondidos en mi pieza, debajo de mis sábanas, con nuestras pistolas de plástico que nuestras madres nos cortaban.

Sunday, December 3

Hoy...

Siempre me ha gustado escribirme detrás de mis historias, detrás de mis palabras y detrás de mi cuerpo.

Siempre me ha gustado aparecer de alguna u otra forma, dentro de mis historias.


Hoy, me gustaría escribirme detrás de una nueva historia. Detrás de muchas más cosas que una historia, detrás tuyo, y detrás de nosotros.

Hoy, me gustaría escribirme, pero no puedo.

Hoy me escribo sobre el papel, sobre mis dedos y el lapiz, y sobre tus lágrimas.



Y mi desahogo ha sido el escribir, el narrarme en un historial relatando mi vida, que de a poco surge, sale, nace, crece y se reproduce con la luz de tu vista; me desahogo en metaforas, analogias y recursos que sé que comprendes, para esconder el mensaje-reproche que nunca esta de más demostrar y, aclarar.

Sin embargo ya estoy cansado de esconder y esconderme tras historias, tras escritos, tras pseudo-poemas, y tras un sin fin de palabras que nunca representan ni representarán mi vago deseo por cambiar-me y cambiar-te.

Hoy, deseo hacerlo de forma clara, entregando mis letras, sin recursos, a tu disposicion y a la de los que quizás leerán esto...



Me di cuenta, recién hoy, que no puedo sacarte de mi vida, que es casi imposible arrancar aquellos recuerdos, aquellos sentimientos y aquellas emociones cargadas de amor por ti. Es imposible crear una pared entre tu voz y la mia, y entre lo que sientes y lo que yo siento.

Me di cuenta, recién hoy, que no puedo dejarte ir porque unicamente nos molestan ciertas cosas el uno del otro, y me declaro culpable al no haber hecho mucho esfuerzo por intentar pensar más las cosas, incluso por no poner todo mi empeño en cambiar, en hacer hasta lo imposible por que siguieramos un camino feliz, lleno de alegrias más que de penas.

Me di cuenta, que te necesito y que sé que me necesitas, porque ya estamos, juntos, y quizás tengamos problemas, pero aún estamos, aún podemos sacar algo de ellos, salir adelante, dejar de lado muchas cosas que podemos dejar de lado, aprovechar lo hermoso que tenemos juntos, lo hermoso que podemos contruir, que hemos contruido y que podemos seguir construyendo juntos, tomados de la mano, como lo hemos hecho, y como quiero seguir haciendo.

Me di cuenta, que no quiero perderte, no quiero perderte, no quiero perderte, no quiero perder tu vida, no quiero perder tu corazón, ni tu amor, ni tu cariño, ni tus abrazos, ni tus besos, ni tus labios, ni tus lagrimas, ni tus dolores, ni tus penas, ni tus alegrias, ni tu crecimiento, ni tu cama, ni tus recuerdos, ni tus no-tan-recuerdos, ni tus imágenes, ni tus fotos, ni los videos, ni la playa, ni la arena, ni el viento. No quiero perderme la vida sin ti. No quiero vivir si no es junto a ti, quiero mirar la vida con tu perspectiva, con tu mirada al lado mio, comprandola, uniendola, sintiendola, abrazandola. Quiero vivirla.


Hoy, no quiero darme cuenta de que desprecié todo lo que pudimos haber hecho, si no que quiero darme cuenta de que aproveché y acepte los desafíos que se nos puedan seguir presentando, sólo porque te amo, sólo por las razones que ya dije, sólo porque no podría vivir algo que ya no puedo vivir sin ti.


Te amo... infinito!
y tu lo sabes. Sin embargo te lo diré hasta que mis labios se sequen, o hasta que deje de sentir, y creo que eso tardara bastante en pasar, porque no quiero dejar de sentir lo que siento por ti.


(Aún nos queda mucho por vivir, por hacer y por construir)

Friday, November 10

Promesas

Y no me veía, hasta ahora.

Y me prometo promesas que mastico,
y las enguajo con mi saliva,
las lubrico con mis dientes
y las guardo bajo mi lengua;
las repaso,
las miento,
las escondo;
y yo con ellas.

Y nos prometo promesas que trago,
y las envuelvo con los jugos gastricos,
las dejo reposar en mis costillas,
y las destruyo con mis intestinos;
las desangro,
las escondo,
las expulso;
y yo con ellas.

Y me prometo promesas que no veía,
que para mi no existían,
que masticaba y comía,
que me restringía de hablarlas,
de pensarlas y de usarlas.

Y me hacía vivir des-prometido.


Sin embargo hoy...

Nos prometo promesas que no se esconden,
y que van al corazón,
que se esconden de los dientes,
se esconden del no-amor.

Y me miento al no pensar así,
y nos miento al decirte que no lo haré.
Porque lo haré;

lo sentiré,

latiré,

bombearé,

pulsaré,

y lo haré vivir
como lo que es;

como la promesa que es.

Wednesday, November 1

Segmentos

Hoy siento mi vida segmentada, cortada en pedazos por etapas; etapas ubicadas de acuerdo a como mi corazón desea, a como siente cada vez que recuerda. Y más que etapas, son personas, son recuerdos junto a ellas, a sus caras y a sus sentimientos, a sus manos y sus caricias, a sus cuerpos y su sudor.

Hoy no me encuentro alejado de mi corazón, lo que siento ahora es lo que ubica en primer lugar, el sentimiento activo de amor, vivo de pasión, cerca de cariño y ternura, recordando tu rostro y tus manos, tu cuerpo y tu olor, tu pelo y tu sentir cada vez que respiras tus dedos en mi boca, y cada vez que juegas con cada hebra de mi corazón, manipulándolas, insinuándolas y acariciándolas, haciéndolas sentir cada vez más atraídas hacia ti, a tu corazón. Y ése es aquel único segmento que se mantiene pulsante en mi cuerpo, encontrándome con el tuyo, con las reminiscencias de tus pasos.

Sin embargo, hay veces en que los segmentos se combinan, se juntan, se dejan mezclar como si jugaran conmigo y, en realidad, aquel sentimiento que está siempre vivo, nunca pierde su fuerza al llegar el siguiente segmento a mimetizarse, a entreredarse con mis emociones.





Hoy, un segmento llego a fusionarse. Y yo pensaba que ya no existía aquel segmento.

Era un segmento llamado [S], el que había estado intentando mezclarse desde anoche y, la verdad es que yo no lo había tomado en cuenta, pero hoy, después de mantenerse latente, alzo la voz y yo alcancé a escucharlo.

Estaba allí... él.

Y yo recordaba mis sentimientos por él y cómo todo nos cambia, y como cambiamos y como el cambia. No pude contener la emoción al verlo anoche y hoy al hablar con él sobre cuánto tiempo había pasado sin habernos visto, quizás un año, o quizás medio año, o quizás el tiempo no importaba, pero sentíamos que había sido bastante. No pude dejar de sentirme algo culpable por haber traído a mi corazón aquellos sentimientos, no obstante me di cuenta de que no parecían ser lo que eran, ya se habían transformado en sentimientos de amistad, de un cariño casi innato, sentir porque sabes que tuviste cierta conexión con esa persona, y porque en verdad alguna vez estuviste enamorado de esa persona, y quizás de cierta forma aún lo amas, aún lo quieres, pero sabiendo que ese segmento no estará vivo por siempre, y eso me alegró.

Me alegró saber que aún sentía que lo quería y lo estimaba, y que aún me preocupo por él y por su vida, porque me siento parte de ella y, en realidad soy parte de su vida al igual que él de la mía, porque así uno se construye, con las personas que van guiándote y ayudándote, y a la vez tu ayudas y guías, y en algún momento debes dejar atrás, y aparecen cuando se necesitan o cuando no, pero aparecen de nuevo, esperando que le respondas la sonrisa, el abrazo, el saludo. Esperando que uno también sienta que está allí, que ese segmento-sentimiento apareció nuevamente, salió a la luz a mirar sus ojos y decir, de verdad te quiero, aunque sé que ha pasado tiempo, te quiero.



Y me siento algo culpable nuevamente, pero es imposible dejar de sentir.


Y este segmento-sentimiento se va, y volverá, y se irá de nuevo, pero no me preocupo, ya que existe un sentimiento más grande, un segmento más vivo, del cual debo cuidar.

Wednesday, October 4

Ciego bajo el sopor

Me gusta recostarme en mi cama en silencio; mirando el techo blanco que se mancha en mis ojos; a veces si, y a veces no.
Quieto, observando los golpes en el cielo, tocando mis golpes en el cuerpo, y cegándome lentamente.



Me gusta mirarme desde el techo; tranquilo, austero, hombre-feto y casi desdoblado, apunto de sangrar el corazón recordando mis heridas. Y me veo, y te veo, todo rasgado por ver el tiempo pasar; todo destrozado por no abrazar-te los momentos.

Me gusta descubrirme fuerte entre aquellos persistentes e iluminados gemidos, sin embargo sólo me encuentro débil entre tanta miseria, frágil ante el deseo solitario de clavarme entre las sábanas.


Y aunque estás allí, sigo ciego al encontrarme abatido en mi cama, cansado de hallarme introducido en mis pensamientos, exhausto de tantas imágenes que entran en mi cabeza y reposan en letargo continuo.

Aunque estás allí, continúo delirando bajo la plaga de incoherencias.

Despierto del sopor que me mantenía alucinando.

Estas a mi lado, intentando secar mis lágrimas, besando mi mejilla y abrazando-me. Abrazándonos.

Thursday, September 21

Ahogados/Amados

Y no se me ha olvidado sonreir.



Al despertarme me encontré ahogado/tapado hasta el cuello con las sábanas y, casi como volviendo al letargo, cierro mis ojos, comienzo a imaginarte/crearte desnudo, frágil/sensible/tierno, y despierto nuevamente, sin embargo esta vez ahogado/tapado completamente. Ya sin rastros de luz en mis ojos, caigo nuevamente en el deseado/excitado sueño contigo. Y vuelvo a crearte/imaginarte desnudo, tierno/sensible/frágil.

Y veo tus lágrimas caer, veo tu cuerpo abrazar el mio, siento tus manos y la cercanía de tus labios/labios. Siento como tus lengua/dedos comienzan a provocarme, y como tu dedos/lengua me insinúa tu deseo por tenerme dentro/encima/fuera tuyo; siento como tiemblas al respirar en mi oido y siento como tus lengua/dedos me insinúan tu deseo por tenerme fuera/debajo/dentro tuyo.

Y puedo recibir ese gesto tuyo que me invitas a complacer, esa felicidad/sonrisa que me provocas, y esa felicidad/sonrisa que te provoco, y nos complacemos, y nos hundimos bajo la sábanas/cama. Y nos amamos/ahogamos. Nos ahogamos/amamos.

Tuesday, September 19

Sobre-Mesa

Y son historias que nadie interpretó.

Y me senté en la mesa a disfrutar de mi comida, del tan preciado asado dieciochero al que todos llaman. Junto a la familia, a la aún-no-familia y a la música a tono, que acompañaba en la tan escena-familia-feliz-celebrando quizás qué cosa (y me intrigaba el saber si era la Independencia de Chile, la Primera Junta de Gobierno o el 'Cumpleaños' de Chile, pero ¿a quién le importa? Si la familia se reúne sólo para el calendario feriado; hay que disfrutar).

Y yo nunca me creí el cuento de familia feliz, y menos ahora que ya han pasado varios años mirando las mismas caras y reconociendo las expresiones, y las vivencias; empezando por mi madre, a la que tenia frente a mis ojos, al otro lado de la cabecera, disfrutando su pedazo de carne que comía entre mordidas de tristeza, extrañando aún a mi padre, extrañando su amor y quizás su rabia y sus defectos, y sus tantos defectos que yo sabia reconocer cuando chico, sin embargo hoy los desconozco y le veo más defectos a mi madre; y le veo tantos que me ahogo en mi padre dándole la razón y apoyándolo en su postura de alejarse de mi madre para siempre, porque yo también lo hubiera hecho y quiero hacerlo, y me duele querer hacerlo, pero también me duele que mi madre no se quiera y se deje de lado por culpa de mi padre, y se descuide en el amor; que haya encontrado a la primera persona que la escucha y la apoya, y que se seudo-enamore de él y lo haga su pareja, aún sintiendo el corazón podrido de amor; me duele mientras sigue masticando su pedazo de carne, y me hace una seña para que le vaya a ayudar en la cocina.

Vuelvo con los cafés, los tés y las tortas para hacer sobre mesa; el momento más esperado por mis oídos para escuchar una y otra vez las tristes historias que se presentan una y otra vez en el escenario vejete de la mesa familiar, de la mesa que se va quedando atrás porque ya muchos emigran y no se dejan llevar por la sangre, y corren y huyen de las historias dolorosas, amargas y penosas, y yo, me escondo en mis oídos. Y tampoco me tragaba el cuento de mis abuelas, el cuento de sus mascotas y sus tristezas por ellos, y sus lagrimas por ellos, escondidas en mis abuelos que ya no están, que se queman bajo el sol en sus tumbas mientras mis abuelas los reconocen como perros del recuerdo.

- Y mi perro duró como 20 años, y le vino cáncer y enfermedades a los huesos, a la pierna, a la mano, al cuello, al corazón, al estómago, al intestino, y a las mil partes que el cuerpo puede enfermarse. Y recuerdo cuando corría por aquí y por allá, o cuando caminaba y hacia esto y lo otro, y tal truco, y era tan lindo hasta que..., o era tan juguetón hasta que..., -

Y se inundan la boca de palabras lindas para sus perros, para los momentos y para el recuerdo, tanto así que mi mente comienza a hacerlo, comienza a recordar aquellos momentos en los que jugaba, en los que corría y en los que me caía, y en los que sonreía con mi perro, con sus perros, y como me adentraba más y más en las historias y me entristecía, y me daba pena y rabia; pena por sus perros que ya no corren, y rabia por su disfraz patético que aún no saben colocarse bien. Su disfraz triste de las escenas trágicas de su vida que aún no superan, y que esconden detrás de sus palabras, y yo lo descubro en mi lagrimeo mental, porque aprendí a interpretar y a encontrarle sentido al contar las historias, y al escucharlas también.

Y me fui a mi pieza a olvidarme de las historias, y a dejar de llorar, porque no quiero volverme a esa edad y pensar en mi futuro que ya llegará, porque cuando llegue, espero no contarle historias trágicas a mis sobrinos, espero no disfrazarme la tristeza, espero no llegar a hundirme en la sobre-mesa.

Monday, September 18

Amor Incondicional

‘What wasted unconditional love on somebody who doesn’t believe in the stuff.’
(Fiona Apple / Oh Well)

Y una vez más mi cabeza daba vueltas y vueltas alrededor de mi pieza, pensando en qué podría hacer esa tarde calurosa en dónde todos tenían algo que hacer, menos yo. Y me preguntaba cuándo podía llegar mi oportunidad de tener cosas para hacer y decirle a mis amigos no puedo, no quiero, o no deseo por el simple hecho de tener otras cosas que hacer, u otras cosas que deshacer. Y hoy, a pesar del calor que me abrumaba y que hacia que mi cabeza diera vueltas y vueltas, recibí una llamada tuya, quizás de auxilio pidiendo a gritos un beso de desesperación, o quizás algo de sexo para calmar tu calentura matutina, o quizás porque ya había pasado una semana de la última vez que nos vimos, que nos besamos y que nos acostamos juntos casi pegados y separados, y pegados y separados. Mi respuesta fue un simple ‘no’. No deseaba verte más, y nunca más después de lo que había pasado, y el simple hecho de que me llamaras pidiendo a gritos un hueco donde llenar tu satisfacción, me repugnaba, y me hacia vomitar los recuerdos que deseaba olvidar y tirar por la ventana, y dejar que se pudrieran en el suelo de hojas mojado por la lluvia.

Y esos recuerdos afloraron.

Estaba tan atrapado que nada me hacia ver lo que realmente ocurría, o lo que realmente pasaba, y en realidad nadie podía imaginárselo, ni siquiera sus amigas, ni siquiera sus más cercanas en las que él confiaba. Negado a la realidad se fue por el camino más fácil de buscar una solución a su pendeja calentura, y yo, aún cansado no podía responderle todo el tiempo, no podía seguirle el juego, ni siquiera respetarlo cuando me dejaba debajo de él para morderme la espalda hasta que sangrara. Y yo le decía que veía el paraíso y que lo hiciera de nuevo, y otra vez, y una vez más, y más para que se gastara todo, sin embargo él empezaba de nuevo y no me daba tiempo para respirar, ni siquiera para comer, ni para vomitar, se detenía por un vaso de agua y seguía comiéndome lentamente hasta que me decía: - Debes estar agotadísimo - y yo entero transpirado le respondía que parara, y le suplicaba que dejara de destrozarme el cuerpo con su pecho, y él, paraba; se compadecía por cinco segundos hasta que me vestía y ya quería sacarme de nuevo las ropas para continuar con el juego. Y yo lo detenía y me iba.

No siempre fue así, no siempre fue un juego de mordernos y rasgarnos, y penetrarnos hasta que el día dejara de brillar. Antes, hasta los árboles nos veían las sombras cuando caminábamos por fuera de su casa, y salíamos a pasear para conversar de nosotros, de nuestras esperanzas y de nuestro futuro juntos, y de nuestros planes, de los estudios y de tantas mil cosas fascinantes que aparecían en el camino dentro de nuestras mentes, y era una vez a la semana cuando nos escondíamos bajo las sábanas a amarnos en el calor de la represión, y a veces pasaban dos y a veces tres, y no nos importaba mientras estuviésemos juntos; mientras nos tengamos el uno al otro me decía él, mientras estés conmigo y me ames. Y así hacia yo, lo amaba y lo deseaba cada día de mi vida durante esos largos dos años, lo deseaba tan profundamente que a veces no lo dejaba respirar, y me daba cuenta, y lo dejaba salir a tomar aire, a jugar, a correr, y ahí, se me fue. Se escapo como si le hubiera dejado la puerta abierta, libre de seguir sus pasos, y ahí empezó a encontrar otras vidas, otras esperanzas y otros futuros, que no eran futuros, sino que eran presentes relativos que llegaban y se iban, y que no volvían, y yo allí, mirando como cada vez me pedía más y más, y cuando no le daba me tiraba como broma que se iba a buscar otra persona, y yo caía, me dejaba atrapar y ya casi sin ganas le sonreía entre el sudor de nuestras frentes, y lo besaba y lo acariciaba y gemía silenciosamente para que nadie nos escuchara, más aún mi corazón no gemía, estaba callado, quieto y casi roto.

Durante cinco meses se mantuvo de esa forma, hasta que comenzó a callarme y eran tres, cuatro y hasta cinco veces en un día, y yo decía basta que me duele, basta que no quiero, basta que ya no me puedo ni parar, basta que no quiero sangrar. El seguía y me decía que lo fuera a ver más seguido, y yo no podía. Siempre iba todos los fines de semana y esporádicamente un día de la semana, sin embargo después de tanto llorar iba sólo un día del fin de semana, y nunca en la semana, y seguía amándolo, y según él también, pero me amaría más si fuera más seguido, y yo me escondía y no quería, no lo llamaba y no le contestaba, y no le respondía sus mensajes de ahogo, hasta que un día dejo de hacerlo tan seguido, y cuando tuve la oportunidad de ir a su casa para verlo y hablar seriamente con él, pasó.

Siempre que iba a su casa tomaba caminos distintos o micros distintas; formas distintas de llegar a su casa, y esta vez no fue la excepción. Me fui en metro contando las estaciones que faltaban para llegar a su casa y me baje tres estaciones antes, camine una estación y luego tome una micro para las otras dos estaciones que me faltaban; cuando me baje de la micro el camino estaba como de costumbre, solo y húmedo por la bruma mañanera, lleno de tierra y uno que otro árbol. Tenía que caminar bastante y tenía dos opciones de camino; por un camino entro por el lado izquierdo del pasaje y por el otro camino entro por el lado derecho del pasaje. Tomé el del lado izquierdo, ya que la última vez había tomado el derecho. Caminaba lentamente contando los pasos, contando la gente que veía pasar y pensando en qué podía decirle, en cómo podía decirle lo mucho que lo amaba, pero que no podía estar más junto a él si seguía así, y pedirle que cambiara y que dejara de amarme de esa manera, que empezáramos de nuevo y que me respetara, ya que yo siempre lo respeté, que no me violara como si fuera un pequeño muñeco de porcelana, porque roto ya estaba. Pensaba en mil cosas aparte de los pasos, de la gente y de él, hasta que llegué a su casa, toqué el timbre y me hicieron pasar. Estaba su mamá y me dijo que recién había salido, y había dicho que había salido conmigo a dar una vuelta, y yo le dije que no lo había visto en el camino, así que iba a salir a buscarlo, ya que a lo mejor se fue por el lado derecho, y partí. Partí con los mismos pensamientos, incluso ahora pensando que sería mejor hablar esas cosas fuera de su casa, ya que podríamos gritarnos, y llorarnos, y escupirnos, y vomitarnos, y sangrarnos cuántas palabras quisiéramos. Y el otro lado estaba más solo que el izquierdo, y me dije a mi mismo que quizás estaba en la plaza esperándome sentado, esperando a que yo pasara caminando y él corriendo me detuviese.

Por un momento dudé todo aquello y recordé que no le había avisado que yo iba a ir, y me puse a buscarlo, a caminar más rápido, y a pensar en estupideces; era raro que pudiera haber ido a mi casa sin avisar, y era raro no encontrarlo en la suya, y era todo extremadamente raro hasta que lo vi en la plaza, ahí estaba él, recostado en el pasto y también vi a otra persona, estaban conversando, o besándose, o conversando, o riendo, en realidad no recuerdo porque me desmayé, me deje caer en el piso ya cansado de llorar.

Quizás me desmayé porque mi corazón termino de quebrarse, o quizás porque yo siempre supe que había alguien más amándolo, y ahí recién pude darme cuenta de que era verdad.

Y me llama de nuevo.

- ¿Alo? - contesté

- Tu sabes que te amo sólo a ti - me dice.

- Yo sólo sé que no crees en el amor, y no sé cómo pude creerte a ti. Que perdida de amor incondicional en alguien como tú, que no cree en el amor - Corto y me dejo caer en lágrimas sobre mi cama.

Thursday, August 24

Pensar

Y nada es

como yo pensaba

que se pensaba.


Y ya dejo de pensar

porque me hace mal

me hace llorar


y me

hiere.




Pensar hace mal

y pensar en eso también

y dejarse pensar,

y ahogarse pensando

que él también piensa

que yo pienso

eso.






Y pienso

porque me hace sonreir

pensar en tu cara

mirandome,

sonriendome.



Y me gusta pensar

que tu piensas

lo que yo pienso

que pensamos.


No me gusta pensar

que estamos pensando

que no somos.

No me gusta pensar

que no somos.




Y me gusta pensar

que tu siempre vas a estar ahí

y asi pienso,

porque ahora pienso

que somos

y que estamos


aquí.


Sunday, August 20

Carta a mi corazón empapado de felicidad

Y no es casualidad que te encuentres ahogado en felicidad, ni tampoco es casualidad que sufras al pensar que todo se puede ir de un momento a otro. A veces es lindo sentir ese miedo para asegurar tus pensamientos celosos y para asegurarte a ti mismo, sin embargo no tienes que dejarte ir por aquellos oscuros días solitarios en los que navegas por tus fantasías que devastan la alegría, y que rompen el escenario ya plasmado. Debes vencer el incrustarte en tu almohada y hundirte en las imágenes que te llevan a crear paisajes irreales que, incluso tú, sabes que no van a ocurrir. Debes intentar limitar tu imaginación y dejar de llorarte vacío en tu cuerpo.

Y no es casualidad que al alejarte de él te escondas bajo tus lágrimas, aún sabiendo que volverá y te abrazara y te cogerá de sorpresa contándote historias que sólo él sabe contar; a su manera, esa que tu amas y deseas. Sabes que volverá y no sentirás ese hundir vago en tu espíritu, y no sentirás como te carcome la luz de la noche cuando toca tus huesos. Te sentirás vivo al saber que respira a tu lado.

Y no es casualidad que sientas deseos de verlo cuando sabes que esta sólo a unos pasos de ti, y aún así sollozas, aún así demuestras desprecio de celos-creados que pueden desaparecer sólo si tu lo deseas. Y no es casualidad que aún tiemblen tus manos y sientas nervios al verlo aparecer entre la multitud, y lo abrazas y sabes que es él, y su olor, su cuerpo, su pelo, su sonrisa, sus ojos, sus palabras, sus preguntas y, tu cara. Esa que te delata en frente de él, la que te desnuda entero mostrándote débil y sensible.


Y no es casualidad que las cosas vuelvan a la normalidad, y que él te hable y te haga entender cosas que ya deberías entender, pero necesitas escucharlo de él, una vez más, necesitas que acabe sus pensamientos en tus recuerdos y dibuje sus ojos en los tuyos.


Y no es casualidad que al final del día sonrías, porque así estas todos los días aunque no lo aparentes, sé que estás así.

Empapado de felicidad.

Wednesday, August 16

Destino: Felicidad (Parte II)

El corazón se lubrica con lágrimas de alegría.

Decidimos caminar a encontrarnos con la vida al final del sendero, de ese camino de pasto verde-amarillo que nos encierra la vista al cielo y nos hunde en su aroma primaveral, y nos esconde a veces de nuestros mismos pensamientos carnales para enterrarlos al centro de la tierra. Nos vimos trazando líneas en aquel jardín-popular que nos arropa con su mirada, y a medida que dibujamos nuestros pies en su alfombra, nos vamos dibujando los corazones con las palabras y la mirada, y nos besamos con esa sonrisa no planeada y nos gastamos con ese odio no deseado.

Nos encontramos ansiosos por descubrirnos y envolvernos el uno al otro, ansiosos por conocer cada detalle-error de cada uno. Yo, acariciando cada segundo junto a sus pensamientos, abrazando cada lógica que salía de su boca, cada sentir-emoción que proyecta con sus manos, y me enamoro de él. Y me dejo hundir en su pecho-púber apenas cubierto por la piel recién parida, en su corazoncito que aún me da miedo tocar a pesar del trazo ya marcado en él, a pesar de ya haber dibujado mis recuerdos en él. Me dejo morir por su labia de pequeño enceguecedor, y por su juego a distancia, y por sus errores; y yo, le cuento los míos, que no son pocos, y mis enfermedades y mis amores, y mis enfermedades y mis temores, y mis enfermedades y las que traigo encima como karma lascivo de mis pendejadas. Le cuento mi andar de puta putrefacta por la calle, por la noche-que-me-esconde, por la música-que-me-esconde, por los niños-que-me-esconden, y el, se asusta.

Se espanta al saber mi enfermedad, mi karma social que me encierra en mi cuerpo, encadenado al tratamiento-continuo, a la dependencia de pastillas, a las llagas marcadas en mi pecho ya recorrido por manos ajenas que nadie quiere volver a tocar; se aterra al pensar que mi corazón-contagiado esta a punto de tocar el suyo, y con sus manos me aleja, me desprecia sintiéndome agonizante en su oído, en su pensar y en su cuello. Tomando su mano no lo dejo ir, no lo dejo marcharse después de su maldito embrujo claustro-amor que me envolvió hace rato, no lo dejo ir sin antes probar su aroma de felicidad que estrujo al saborear sus labios, al probar cada centímetro de su amor-labial, del dulce roce que nos rodea la noche. Y sus manos tiemblan, y su cuerpo igual, y su mente no deja de pensar en las probabilidades de una posible doble vida junto a mi, de un posible enamoramiento que no deja aún entrar a su corazón porque no quiere desaprovechar el camino por una simple excitación de momento (y no quieres acabar ahí mismo sin mi, sino que junto a mi).



Lo dejo ir, ya sin más explicaciones, lo dejo partir para cubrir su gran desprecio (como el de los demás). Para alargar su vida y no acortársela conduciéndolo al centro de mi estómago como si fuera a servirmelo de plato principal; y me embriago con su mirada que aún no me deja. Intento hacerle ver lo que realmente quería hacer, cómo realmente es mi vida que no es vida, sino que es un juego de herirme, de enamorarme y de planearme siempre encontrar personas que deseen algo más que acostar su bulto en mi garganta, gente que desee un plato de conversación con una botella de emociones, y un hacer el amor con preguntas de la existencia. Le muestro mi anhelo de perpetuar en la memoria de la gente no como una maldita enfermedad que los deje fármaco-dependientes odiándome durante su lapso en cama, si no como aquel que supo llegar a sus corazones, incrustándome en sus emociones, llegando a tocar el éxtasis-hablado, sin tomar ninguna sola gota de su miedo, sin probar el frío del egoísmo, ni el amargo placer de su miembro levantado. Le muestro mi deseo de dejarlo ahí, púber-enamorado de mi ansiedad y de mis locuras; mi esperanza de que parta recordando mis palabras, mis tontas-estúpidas-incoherentes-soñadoras palabras, sin si quiera tenerle miedo a recordarlas.

El me sigues por detrás y yo lo abrazo en la oscuridad, y el insiste y yo igual. El gana.



Y me amas bajo las sábanas; ahí, amortajado por el fetichismo de tu lujuria juvenil; ahí, junto al blanco susurro en mi entrepierna, me gimes al oído:

- Tu enfermedad es mía también.

Monday, August 14

Destino: Felicidad (Parte I)

Ahora me arranco el corazón y lo estrujo un poquito.

Me siento un tanto desanimado; deseoso de juntar mis manos con las de alguien cercano a mi sucio cuerpo, ilusionado por encontrar alguien que limpie mi corazón y me llene de esperanzas, de miedos y de alegrías (que se van y vuelven). Me siento algo desesperado por encontrar nuevamente alguien que agarre mi cuerpo y se mezcle con él, esperando a que termine de usarlo para volver nuevamente a sentirme deseoso de lujuria-amor (que no se acaba con simples besos empapados de semen). Y me siento un poco esperanzado por encontrar al fin, despojándome de mis sentimientos que me ahogan en la tierra, alguien que me acoja en su piel no por un ratito, si no que por siempre; sintiendo cada momento como si no fuera a desfallecer al otro día.

Intento respirar algo de aire en un lugar distinto, en una atmósfera tranquilizadora, que me hace recordar mis momentos de cigarros y café en mi cama, escuchando Mojave 3 con sus melodías lentas y líricas acorde al sentir, acorde al pasar las imágenes en mi mente, pegadas a la ambición de mi sexo-corazón que no acaban de matarme, diciéndome que nos busque entre la niebla. Puedo respirar un nuevo aroma a vida, a anhelo por devastar el lugar buscando alguien que me tape el corazón a gritos susurrados en el oído, en mi cuello, en mi pecho y en mi obscenidad. Que me quite la ropa a mordiscos encontrando el lujurioso regalo debajo de mis costillas, resguardado por los huesos que no dejan pasar el momento ni el segundo, si no que se desgastan con el tiempo guardándose para el final, como un dulce caramelo con un relleno rojo, que saborea la felicidad.

Encuentro personajes escondidos en cuerpos, encuentro papeles falsos que algún día el tiempo destapará, y me alejo de ellos. Me encuentro con máscaras de varios colores, de varios estilos y de varias formas (las más raras son las más trágicas), que al final no me llenan ni sus palabras, ni sus gestos, ni sus invitaciones a disfrutar el paraíso del éxtasis, a consumir su pedazo-de-droga escondida tras ese bolsillo-cierre que se soba al hablarme de temas incoherentes, pensándome desnudo en su cama, imaginándome gastado y lechoso en sus sábanas, penetrándome sentimientos triviales que se esfuman cuando el sol sale por la mañana; ni si quiera el hecho de haberme excitado me provoca entregarle mi deseo de encuentro, mi diminuto-fuerte deseo de encontrarme con ese 'aquel'.

Me siento en una banca en aquel parque que me vio inhalar tantas veces su polvo mañanero después del baile extremo del rock pop que nos esconde en la noche. Me siento y comienzo a escuchar música mirando el extraño paisaje que se torna imágenes del recuerdo; se vuelve un día más en mi vida. De repente, aparece una persona a mi lado, mirando el mismo escenario de autos pasando rápidamente y de árboles que dejan caer sus hojas sobre nosotros; se posa sobre mis recuerdos y sobre mi banquita, y comienza a hablarme. Escucho a ese inesperado personaje que empieza a contarme sus aventuras de púber, sus esperanzas de adolescente y su coqueteo continuo pegado al entre líneas. Yo, le sigo el juego que me tiene babeando por sus labios y por su elocuencia, salivando por sus ojos y su mirada, y su rostro y su cuerpo, y alcanzo a ver su corazón en sus palabras, y caigo. Me encuentro desesperado por el momento, por ese agobiar de sensaciones trágicas, por ese inundar de pensamientos sórdidos, malévolos e hirientes, y no hacia él, si no que hacia mi. Intentando olvidarme por un segundo de aquellos miedos que envuelven mis manos, trato de mirarlo fijamente y de escuchar sus tiernas palabras, su coherencia y su flirteo escondido en su lengua, y sigo cayendo.

Decido tomar las cosas con calma, decido no apresurarme para no equivocarme como con los cientos de personajes que he sustentado antes, con las cientas de máscaras que he debido romper para experimentar el placer de sentir-me lleno. Ahora estoy haciendo lo correcto, y prefiero dejar ciertas cosas al tiempo, tomarle la mano al tiempo e ir junto a él en un viaje de conocer, de ver y de doler, mientras me entremezclo con su piel.

Sunday, August 13

Encender de dos corazones

Me encontraba bajo el viento invernal, cegado por tus ojos y por las luces de la noche; el cielo me reflejaba el tierno encender de las bombillas, y me gritaban, me escondían y me ayudaban a continuar mirando tus bellos ojos. Me encontraba en silencio bajo la atmósfera en la que me envolvías cuando de repente tus labios húmedos sucumbieron al cambio de palabras (de las buenas a las malas). En realidad, no sé cómo llegamos a esa conversación que teníamos escondida hace mucho tiempo en nosotros, y ahora, justamente, decide salir a ver las luces de la noche para inundar mis mejillas de lagrimas y mi cuerpo de un frío fatal. No me molestaba el hecho de que salieran a tomar aire, a respirar o a gritarnos en la cara que estábamos deseosos el uno del otro, sin embargo sabíamos que aún no era el momento para decirlas, sabías que podíamos perdernos y dejarnos de lado frente al oleaje promiscuo de 'el deseo' soltero.

Pasaron algunos segundos después de haberme dicho tales palabras. Yo tragándome tus labios de pendejo enceguecido por la pasión; yo encontrándome bajo la anestesia de poder alcanzar una vez más, y una vez más y por otra vez más, el maldito e incorrupto apetito ilegal. Yo, y las mil posibilidades ante mis ojos gastados de tanto mirar el escenario que me encerraba en tus brazos. Seguí pensando mientras tu me decías que no era necesario responder ahora, que a lo mejor habías apresurado las cosas, que quizás tu ambición-sexual (que yo ya conocía) se volvió en contra tuya, o que podría ser que... Cuando te cachetee con mis palabras, diciéndote que te callaras, que me dejaras involucrarme con mis pensamientos y con mi corazón, que para qué tanto mal gastar diciéndome que me deseas y que me quieres por un rato si después te vas a arrepentir.

Tus pequeños ojos azules se tornaron más claros, más agudos y más tristes. Tu boca dejo esa sonrisa esperanzadora para volverse un símbolo de ternura-entristecida. Y sentí como poco a poco te alejabas de mi, cómo poco a poco te apagabas dejándome ahí solo, bajo las luces que se apagaban para mi, que me dejaban de mirar con sus ilusiones que guardaban sobre ti. Te ibas y me dejabas ahí, con un vacío infernal, lleno de angustias y preguntas. Me corriste la cara y me dijiste que era mejor dejarlo de esa forma. Yo me percate de todos tus movimientos y cómo sentías al hacerlos; y el alejarse no era más que un juego para atraerme, para llevarme a tus brazos entumidos por el frío de la noche. Y yo, ingenuo, caí.

Me deje guiar por ese poder que no te deja detenerte, por mi corazón que, en ese momento, explotaba de amor, sin embargo no distinguía entre algo verdadero o irreal. Sólo necesitaba sentirlo en mis brazos y poder consolarlo para no verlo más ahogado en su propia realidad. Lo abracé y sentí cada pequeña e ínfima vibración en su cuerpo, pude verlo realmente a través de sus ojos cuando se dio vuelta y me miro directo al corazón, y yo lo mire al corazón también. Y los dos caímos en nuestra treta. Cómo si nos estuviéramos enamorando de a poco; cómo si nos estuviéramos conociendo para llegar a abrazarlo aún diez años después.

Wednesday, August 9

Ilusiones en la realidad

A veces pienso que me voy a volver loco, y quizás sea por el hecho de que pienso demasiado, y no en cosas con coherencia o sentido alguno, si no que son imágenes totalmente dispersas en un universo-mental en donde se juntan para crear una realidad incoherente, que es mi realidad. Y hoy creo que mi cabeza va a explotar de ideas, y quizás no sean ideas si no que sólo pensamientos o quizás imágenes, una tras otra, unos tras otros, que llegan y se van y ni siquiera alcanzo a verlos o a leerlos, es algo casi indescriptible porque me siento demasiado acelerado y los dedos se me enfrian y calientan a medida que tecleo, y el color de la pantalla me confunde con el color de la luz de mi pieza y el del teclado negro; el tintineo de la lucesita de la television y el sonido de la impresora, adjunto al sonido del tecleo y de la barra de espacio que es la que hace más ruido.

A veces pienso y creo y no a veces, si no que siempre y, afirmo; me estoy acelerando demasiado y creo que tendré que parar en algun momento. Este momento debe ser perfecto, ya es tarde y si no me acuesto ahora creo que mañana llegaré tarde al Instituto como me paso hoy dia que me desperte tarde porque me acoste tarde entonces, además de por la lluvia y el frio y el sueño, era el cansancio de estar tan poco tiempo en la cama y tanto tiempo en la realidad.

Mejor me voy a ese mundo de sueños donde no tengo que escribir cada palabra que se me venga a la cabeza y realizar imágenes junto a ellas, si no el mundo donde tengo que descansar mientras mis ideas pasan y pasan y corren y corren y juegan juntas unas con otras como amigas/enemigas que se aman/odian, que se tocan y no se tocan y se niegan a si mismas y se conocen y luego se hacen las tontas, y luego se transforman en cínicas y al final terminan matandose, para dar a luz a nuevas y más y más y más... hasta que despierto.

Y ahí. El mundo vuelve a empezar.

A veces pienso que me voy a volver loco, y que esta cama blanca junto a mi escritorio blanco, junto al doctor de bata blanca que sostiene una jeringa, no es más que una
ilusión.

Friday, July 28

Rabia

Me siento. Desesperado por el momento saco un cigarro del paquete ya todo doblado por el vacio. Lo prendo y comienzo a fumarlo efusivamente, a tragarme el humo intoxicado por el ambiente, a tragarme esa rabia que no debo tragarme, que me atraganta y me ahoga (y me esta ahogando). Fumo más y más rapido. Sé que el cigarro calmara el colapso mental, desesperará la energia incrustada en mis brazos por algunos segundos y disipara los malos sueños de aquella pesadilla sudorosa.

Me paro y prendo otro cigarrillo, ya me quedan sólo dos y creo que seran suficientes para calmarme. Aún estoy desesperado, algo activo; me paro y me siento, leo dos palabras de un articulo de alguna revista perdida en mi pieza y leo otras dos de algun libro bizarro escondido en la esquina de mi librero; me recuesto y cierro los ojos, fumo y dejo entrar el humo, fumo y dejo salir el humo, abro los ojos y miro el techo por dos segundos. Me siento.

Ya algo calmado intento no respirar el aire de mi pieza. Salgo de ella y busco algo para tomar, algo fuerte; alcohol, veneno o algo que me mate por dentro, algo que derribe mis neuronas para dejar de pensar tanta basura y para dejar de acumular rabia en mi cuerpo. Encuentro una botella de Ron y me lo sirvo con unos pocos hielos, fumo y me queda sólo uno, fumo y boto la ceniza al suelo. Salgo al balcón e intento respirar aire puro, INTENTO pero no puedo, el respirar se me hace más dificil ya algo embriagado e intoxicado. Me calmo.



Totalmente calmado me recuesto en el piso de la terraza, en las húmedas baldosas del balcón, en el miedo descansando sobre la noche, en el quizás lugar donde la atmosfera no es tán mala, ni tán fatal. Miro el cielo sin estrellas, negro, azul, negro, azul; ya no puedo distinguir los colores, mis ojos cansados comienzan a cerrarse y dejo de pensar en la rabia, dejo de pensar en mis problemas, dejo que el alcohol penetre mis venas y que el mortifero aire penetre mis pulmones.

[Cuarenta años ya en la misma situación, cuarenta años ya soportando esta masacre corporal. Y hoy creo que no soportare más]

Me dejo ir por el respiro de la noche.




Despierto. Apoyo mis manos en el suelo aún mojado, aún sudado por la agitada noche, aún con recuerdos de ebrios y cenizas. Todo sucio y aún mareado; me levanto. Mi cabeza esta a punto de rebentar, mi cuerpo pide a gritos descansar más, y yo sigo sus pasos y lo dejo descansar, lo dejo caer libremente por el descanso eterno de la lucidez.

Abro mis ojos a la noche y me encuentro con las luces de la ciudad, pequeñas luciernagas que se encienden y apagan, apagan y encienden, que dejan su luminosidad en mis oidos, que dejan su sonido perturbador en mi boca, y que acaban por erectar mis ojos hacia el suelo, hacia el encuentro del pavimento desnudo sobre el agua, desnudo sobre mi boca, sobre el quiebre de mi mandibula, el sonar de mis huesos partiendo el cerebro, el de la sangre convertirse en lluvia sobre mi cuerpo, el de los gritos y la noche testigo de mi gran caida; testigo de la masacre final de cuarenta años de tormento y rabia.

Monday, July 17

Inmersos

Fundidos bajo el sol, entre sombras de paisajes sin recuerdos, caminabamos lentamente siguiendo el pequeño grupo que marcaba el rumbo de nuestra travesía. Se desenredaba entre calles de caras tristes, de argumentos escondidos por la ropa, de miradas que no se completaban y de luces que aún no encendian (nos negaban la noche). Se escondian entre masas de árboles, entre arena esparcida y banquitos de colores, de roces y de amores.

Encontramos el lugar mirando cada centímetro de la pequeña plaza, encontramos aquel escondite que guardaría nuestro amor por un ratito, que nos escondería de la realidad que nos entristece, esa realidad que nos hace mordernos con los ojos y besarnos con las manos. Al fin encontramos ese espacio 'turbio-rancio' (que desconocíamos por un momento).

Entramos lentamente, mirando cuidadosamente cada rincon para no perdernos al salir, para luego no mirarnos con otros ojos (como si fuera a pasar...). Nos guiamos por la gente, por las 'pseudo-personas', nos guiamos por el ritmo y el calor del ambiente, por aquellos pequeños espacios de "bajos", de "altos" y de voces que repetian el coro constantemente y repetitivamente. Nos cansamos, nos besamos, nos resfregamos, nos sudamos, nos escondimos y nos abrazamos. Por momentos perdía el control de lo que podía ver y lo que podía sentir, por momentos recordaba aquella canción que escuchamos al inicio de nuestro corazón, recordaba aquellos momentos como la realidad de ahora y me fundía en ellos.

Me perdí... me perdí entre canciones, entre letras, entre el inglés y tus ojos, entre tu sonrisa, entre tus besos y tus abrazos, entre tus roces... entre tu cuerpo me perdí, me hundí dentro de la felicidad pura, dentro de una alegria que sonaba a mi alrededor, que me susurrabas al oido cada vez con tus palabras y que no se gastaba, y no se gasta apesar del tiempo (aún estoy perdido).

Descansamos; nos aburrimos del reiterado repertorio musical, del repetitivo brit-electro-wave-pop, nos cansamos de las miradas agenas que encelaban cada rincón de nuestro cuerpo y nos cansamos del sopor cigarrero y marihuanero. Nos fuimos, salimos del mundo sub-alternativo que nos mantenia en el fervor de nuestro sexo, erectados con sangre hasta el cuello y desgastados por el mundo pubertoso.

Nos escondimos en la noche, entre sombras de paisajes con recuerdos, entre calles con nombre y sin miradas, nos cubrimos de oscuridad entre el caminar, entre el besar de nuestros ojos y entre el entrelazo de nuestras manos. Nos fundimos... y la realidad nos escondió.

Tuesday, February 14

Untitled

Me desprendo de mi
cada vez que deseo apreciar de cierta forma
la sutileza con que todo fue hecho.

Me desprendo incluso de mi lucidez
y me vuelvo un loco tratando de descifrar
el porqué de tantas cosas.

Me vuelvo un loco intentando ver
la pequeñez de la raiz de una planta
o de simplemente como vuelan esas partículas en el aire
o como respiro cada vez, para estar.

Me desprendo de todo mis sentidos
y me vuelvo alguien inherte
cuando siento que nada funciona
e intento no reponerme, porque sé que hace bien.

A veces siento
que es casi necesario pertenecer a este aire de incógnitas partes
que se juntan, que se mezclan, pero que en algun momento
vuelven a ser como son
funcionan
y luego dejan de ser
Funcionan
y luego parecen no ser.


Y yo vuelvo a desprenderme de mi
vuelvo a sentir
y vuelvo a no sentir, a respirar y a seguir
a imaginar que es como es
y que así tiene que ser.

Tiene que mirarse
con pequeños ojos, cuando una lágrima cae
cuando el vidrio ya no se torna transparente
ni se torna de color
ni se trasluce el transparente del agua
sino que se deduce en un color indescriptible
lleno de particulas que vuelan en sentido inimaginable
que vuelan
cuando uno desea moverlas.

Tuesday, January 3

Por qué?...

Dónde estabas?, maldita escondida.

Tuviste que salir justo en este momento, en este preciso momento cuando todo va cómo realmente siento, cuando no tengo la necesidad de sonreir porque parezco triste, sino que lo hago porque lo siento; tuviste que aparecer ahora que nada me detiente y tuviste que inundar mi mente de dudas y de lágrimas. POR QUÉ?...

Maldito miedo que me inunda en este momento, maldita mente que no deja de pensar y pensar en malas cosas que me hacen daño y cada vez más, maldito sea el medio y malditas mis manos, malditas mis palabras y todo el miedo en mi cuerpo, maldito tu cuerpo y tu mente, tus manos y las de nosotros juntas... Maldito el miedo. MALDITO EL MIEDO.

Odio sentir que en algun momento vas a desaparecer, odio sentir este vacío lleno en mi estómago y que se reparta por mi cuerpo sintiendo que no te siento, odio sentirme así, lleno de mentiras y de pensamientos falsos que nacen del puro MIEDO.

Pero... amo amarte y no tengo miedo de hacerlo, ni de, como aquel libro decia, si salgo herido no me importa, porque sé que amare con todo mi corazón y luchare por aquel placer que es el sentir. Tengo miedo de que no sientas como yo siento, o que si lo hagas, pero que un dia dejes de hacerlo, que de un momento a otro tu mente empiece a trabajar en aquellas cosas que apartan a los corazones y que nos pase, que nos pase eso que temo.

No te vayas, no te alejes, no quiero terminar asi de derrotado sin antes luchar. No te dejare ir, no dejare que tomes la mano equivocada y no dejare que nada, ni yo, ni tu, termine por separar lo que dijimos hoy que nadie podria separar. No dejare ni que el invierno, de esos interminables frios terminen por cambiarnos.


TODO CAMBIA... menos nuestro amor.


TODO... menos tu y yo!

 
Template by suckmylolly.com