Monday, December 10

Sólo a veces

Y a veces,
sólo a veces,
puedo encontrarme tirada sobre mi cama,
descansando el cuerpo,
todo mi resto que deja el día,
todos estos inmensos días bajo la presión de tu pecho.

A veces puedo verme escuchando el silencio sobre las sábanas,
escarbando entre ellas para encontrar restos de tu aroma,
restos de tu paso por aquí,
restos de mi corazón envejecido con la fatalidad de tu ida.

A veces,
puedo verme llorar.

Es en esas veces,
en todas aquellas en las que puedo aún recordarte,
en las que me recorren el sudor cuando encuentro el ahogamiento en otras bocas,
con salivas que no me pertenecen,
con carne que no me satisface,
con miradas al aire que no penetran dentro, que no alcanzan a tocarme;
es en esas veces cuando, sólo a veces,
puedo encontrarme tirada sobre mi pecho,
en el suelo,
agonizando por no verte,
por no estar viendo tu rostro tocando el mío,
por no abrigarme bajo el cielo de nuestros pasos,
de nuestros errores,
de nuestras tantas faltas por intentar acercarnos,
porque a veces y,
sólo a veces,
nos abrazamos.

Y a veces,
sólo a veces,
puedo encontrarme tirada sobre mi cama,
descansando mi cuerpo,
todo el resto que me deja el día,
todos estos inmensos días bajo la presión de tu pecho,
de tu ahogamiento,
de tu alejamiento,
de tu ida;
porque a veces y,
sólo a veces,
nos amamos.

Thursday, November 8

Hoy

Hoy atrapo mis manos en tu nombre,
las dejo atadas,
amarradas a tu cuerpo,
a tus fragmentos.

Hoy me atrapo aún más en tu nombre,
me dejo atado,
amarrado a tu cuerpo,
a tu no dejar.

Hoy, es con otros con quien dejas
con quien dejas de mirar-me
y escondes tus sonrisas,
no te importa más la vida
con otros, que cuando es conmigo.

Hoy, no te importa con quien dejas
porque lo dejas, lo haces y te mezclas,
te borras y no te apasiona la cicatriz
enferma de mis labios
que te llaman
amarrados
a tu cuerpo.

Hoy atrapo mis manos a tu nombre,
no me dejo un poco,
tu, en cambio, te dejas todo,
te liberas, no te libero,
te escondes las sonrisas
y te vas.

Hoy amarro tu cuerpo,
y te vas.

Hoy me amarro tu cuerpo,
y te vas.

Sunday, October 21

Fragmentos

los cuerpos hunden sus bocas en las sábanas
.
.
.
.
Los cuerpos
.
.
hunden
.
.
sus pálidas frentes
.
.
en las almohadas.
.
.
.
.
Los cuerpos
.
.
se
.
.
f .....r ...a ....g... m... e .....n... t.. a .....n
.
.
en los rincones de las noches,
.
(oscuras)
.
(lentas)
.
(sonríen)
.
y se
.
.
desarman
.
(hilvanados)
.
los nudos,
.
.
.
se
.
.
arman
.
(rotos)
.
los nudos.
.
.
.
.
los cuerpos hunden sus bocas en las sábanas

Wednesday, October 3

Género Epistolar

Plutón:

Se me recuerda el corazón en tu atmosférica escritura, y el recordarte se me hace difícil al intentar acercarte lejos de tu orbita normalizada del pasado-ya-perdido. Es necesario que aún me sepas vivo, que aunque te hayas alejado de mi lado, te hayas expulsado de nuestro encuentro en los registros astronómicos, aún puedo colapsar por tu cuerpo y descongelar mis dedos para probar por última vez tu superficie, porque me dejaste orbitando aún sobre el aroma a tu piel que no se va por más que te borren.

Explotaste cerca de mis labios para corregirte el error, argumentando que tu cuerpo no es tan pequeño como el universo; y yo me retracto y quiero ser Caronte para mirarte de cerca, para entrar en tu orbita y jugar a darnos de las manos, y correr por el paralelo hacia una masa invisible de energía que no existirá. Explotaste y me dejaste abandonado en el sistema solar, alejado de las palabras que terminan mi nombre, desperdiciado en el final de tu amor que me dejó aquí volando como tú lo haces ahora sin hombre en tu corazón, sin voz en tu soledad. Explotaste y me dejaste flotando con cráteres superficiales en mi piel, en mi herida sin oxigeno abierta ahora que te alejas, y dejaste mi planeta lejos en el oscuro mar negro para hundir tus labios en otros ajenos, en otros-lejos.

Tu pequeño cuerpo denso ya no me desea cerca. Tú, ya no me acaricias la distancia orbital que nos acogía hundidos en el espacio, en esa realidad de estrellas a punto de sangrar sus lechosas puntas sobre los rostros, en esa realidad que nunca quise afrontar sin tu compañía; sin tu cercanía. Ya no me quieres transformar la vida y sin embargo yo tampoco quiero que vengas más a congelarnos las lenguas, alejados del sol, de toda esa masa estelar que nos cubría las noches donde nos escondíamos al final del universo, al final de toda realidad posible para taparnos con las sábanas del frío y el colapso; tú colapso que llego más pronto de lo esperado.

Ya no quiero tu cercanía y te perdono el que te hayan borrado en papel, en escrituras vagas que no se comparan con el fondo que nos mira de cerca; te perdono tus problemas y tus rabias sin atmósfera, sin juegos de temperaturas sobre tu superficie que se espesa más ahora que tu boca a probado otras bocas ajenas, y yo aún estando cerca de ti, te miro los cráteres que dejas a tu paso, por los recuerdos, por las lenguas, y te lloro la agonía de perderte en el más-allá-lejos-espacio; te lloro la impotencia de no orbitar en tu masa. Aún estando cerca de ti, te miro en el recuerdo orbital de nuestro pasado que se borra por la atmosférica escritura, por lo lejos de tu cuerpo en un pasado-ya-perdido.
.
.
.
.
Neptuno

Tuesday, September 25

me duele tu rostro en el amanecer plastificado de dolor de muelas por jugar a enredar los dedos cuando la piel se nos estiraba y tu carne seca de madera se comía mi nombre por atragantarse en el no-hombre de la lengua en el paladar por un hombre que nada se movía en tus mordiscos por haber desintegrado nuestro oxígeno de pieles secas por el frio enfurecido de olas lagrimeras de corrientes perpetuas de matices serenos de olas pequeñas de corrientes maleza de matices pobreza de un nosotros que nuestros cuerpos esfumaban por tus ojos y se movían las paredes por sembrar los estupefacientes de tu estomago lleno de agujas malditas que te tajan el cielo y sus nubes sobre el perfume a miel que no te deja tocarte la oscuridad alejada de una noche quemada por la cinta sobre tu boca porque me duele tu aroma en el caminar por las calles de un día dormido por los parpados de sus luces incendiando la paz efímera de los rostros no-deseo-ver y las sillas sosteniendo las despedidas en un vaso que no se tomo a medio-llenar con alcohol desangrado por el desespero único de abrigar las voces de un silencio hilvanado en la juntura de nuestros labios de poder doler al ver tu lechado rostro carcomido por la edad de un ciego lampiño húmedo en tus piernas penetrado en tu saliva y sucio en tu rabia de abandono triste

Sunday, September 23

La Cicatriz Primera

Y usted que se viste de sonrisa
por la noche,
y usted que se abriga en mis ojos
por la noche.
Sí, a usted.
¿No le enseñaron a perderse
en brazos ajenos,
degustando el salivoso paladar
hambriento?

Sí, a usted le digo.
El que me mira con labios secos
ahogados de dolor,
deseosos de bailar la noche
envuelta en neones de estrellas,
de luces que nos dan vuelta;
nos atraviesan el cuerpo
y nos envidian los celos.

Y usted que me hace la coreografía;
me enseña los pasos del dolor,
del sentir que nunca le ha cruzado;
nunca le han llorado el corazón
y nunca le han sangrado la cicatriz.

Y usted que me hace los aplausos;
me toma de las manos
y me estremece los entrelazos
junto con palabras de un miedo a perder-se,
junto con miradas a punto de perder-se.

Sí, a usted le digo.
Que es imposible que nadie se haya
aún apoderado
de todo su amor,
de toda su preciada figura,
de su romance escondido,
de sus poemas no-escritos,
ni de su pelo recortado en el suelo.

Sí, a usted le digo.
Que yo quiero ser aquel,
el que le deje la cicatriz primera;
esa que no se borra,
esa que duele con los años,
esa que se marca en el brazo,
esa que se siente.

Y usted que se viste de frio,
con un tono a despedida
¿No cree que debería dejarme hacerlo?
Sí.
¿No cree que debería?

Tuesday, September 11

No-Olvido

Mi pasado en fotografías ya no está, se quebró sobre mis manos con la ida de los recuerdos que me hacen beber aún del salado plástico sobre mis labios, y ese desabrido aroma a tu piel que nunca se hizo tan fuerte, hasta que mis lágrimas golpearon las luces de los automóviles cada vez que me ibas a dejar a la realidad.

Se me fue ese pedazo de cielo al olvido, a esa cajita que guardo con insistencia sobre mi techo, y la dejo escondida para volver a ella cuando las canciones en mi mente se tornan incoloras; para llorarme sobre el suelo, mirando antiguos pasajes que se revuelven en mi estomago y en mi saliva; para acariciarme el pelo en la desolación de mi huída, de mi dejada, de nuestra detención.

Aún recuerdo aquellos días de recorrer las almohadas, las camas, las habitaciones, las comidas y los colores; todos esos rincones que hundíamos cada fin de semana sobre nuestros pechos y nuestros bordes corporales. Aún repaso aquel camino hacia el recuerdo de no-quiero-estar-lejos-de-ti, y sin embargo lo estamos.

Llegamos, caminamos, la noche no la recuerdo, como muchas, quizás prefiero no hacerlo. Los dos, allí, yo sin saber y tu nervioso, yo sin saber y tu sin saber; nos sentamos. Allí, reímos, nos abandonamos, y con el sonido del pasar de los autos miramos el cielo con estrellas, las que se apagaron como tus palabras sobre mi corazón, se nublaron mis ojos y los oídos escuchaban más a tu lengua que a la mía. Nunca insistí; me rendí.

La mañana, uno de esos tantos besos que llegaron, uno de los últimos para llevarme al abandono que ya estaba muerto, metido en mi brazo, sangrado y clavado en la quemadura púber de mi cicatriz, de la que me dejaste, y la que aún recuerdo con desgarro, con ansias de gritarte y no-olvidarte.

Y ahora recuerdo, todo, lo recuerdo y lo hago para decirte, para mirarte, para no-olvidarte y para masticarte; aquí estoy completo, vivo aún así como me encontraste; desgarro mis labios igual que antes, me miro igual que antes, me destapo igual que antes y duermo igual que antes, pero no masturbo mi cabeza con pensamientos como los de antes.

Y ahora recuerdo, que el no-olvido es inminente, no se rompe aún sin las fotografías del pasado, aún sin esas manos ni esos pasos que dejaste en mi piel. Esos, que se recuerdan cuando descubro que aún, escondido, mi corazón te llama.
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Dedicado a Seba XD

Monday, September 10

El frio se nos atora en el cuerpo

Es inexplicable como el frio nos atora las lenguas dentro de la boca, y los besos se desabrigan bajo las sábanas; allí en el vacío, porque nuestros cuerpos aún no están tan cálidos para derretirnos las manos por entre las ropas y poder tocarnos, y limitar la noche a un par de a-brazos antes de investigar el neón ciego sobre tus ojos.

Me dices que deje de temblar, que no me mueva para que puedas respirar, para que te calmes. Respiras: una, dos, tres y más veces mirando directamente el deseo de hilar las ideas que soñarás; ese cuento de no-terminar que me escondes al amanecer, porque sé que te deseas nevado frente a la erección de otro, y me dices que no te hable para que te salives sobre el brazo y no sobre mi olor.

Yo te repito insistentemente que no es culpa de mis dedos, ni del fuego que contengo, ni de tus palabritas cursi sacadas de algún libro, sino del frio que se me mete en la boca y me deja estupefacto al levantar mis párpados por encontrarte ausente sobre el aire; es el frío el que me ahoga cuando te respiro humo ante la realidad única de mi amor marchito.

¡Corchetéate la boca! – me insistes con tu dolor a imaginar, a aparecer sobre mis labios nuevamente, y yo en desespero golpeo tu mejilla roja por el sudor. Se te ciega el frio en las manos, e intervienes con tus siniestras palabras. Te levantas, me destapas sobre la húmeda atmósfera; te despojas de mi aroma y me miras por última vez; me deseas y quieres volver a apretar mi pecho contra el tuyo y buscar nuevamente lo que nunca encontraste al dormir junto a mí; me deseas y quieres volver a morder mis palabras que no escucharás jamás, y me miras por última vez la carne sobre el pequeño espacio en la realidad.

¡Vete! – te repito mil veces, cansando mi lengua y deseando que te quedes. Te lo repito para que entiendas que no lo creo, que no te creo, que no tengo miedo a la huída, al desierto de mi alma sobre mis manos; para que te mantengas sobre tus pies, inmóvil en mi cuarto y en mi sequedad de la noche, sin embargo tu no deseas posar más para lucir tu belleza en mi fealdad. Me miras y me lloras.

Para cuando ya has dejado de mirarme, el crujido de la puerta deja de sonar sobre mis piernas y mis rodillas, y mis lágrimas se cruzan para verlas en soledad, apoyadas en las sábanas que alguna vez tocaron tu voz; las mismas que alguna vez nos abrazaron juntos, sudando de miedo por desfallecer el deseo, acabando-nos en el día, en la noche y en los cuerpos.

Sólo, allí sobre la invisibilidad absoluta, en la noche nevada, el frío es más frío sin tu sangre, ni tu mirada cruzando mi piel. Allí sobre la imaginación, mi cuerpo se quiebra al escuchar por última vez el latir de un corazón, que se nubla al caer rendido ante la pelea incesante por intentar encender un deseo; un amor.

Saturday, September 1

It's time to tell the truth...

Friday, August 24

Sin titulo


(A partir de "Nace una estrella" de Francisco Copello)
.
.
.
Se desnuda la piel
sobre la cordillera,
manchada de maquillaje
sobre el largo paisaje
y el flameo del balanceo
en el grito plumífero
de la lengua sin-placer.
.
.
Toca la estrella
manchada de patria,
hundida en el pecho
que se arruga
al masticarla con los dedos.
.
.
Se esconde tras las pestañas
prestadas de revolución,
dolida de tocar,
de amar el corazón-democracia
y de sudar el filo de la desesperación.
.
.
Acaba su traje-bandera
con el sonido de su calva,
y se penetra
todo el cuerpo en el baile
de un llamado,
a de-generar,
a provocar.

Friday, August 17

Sentados

Me senté a su lado intentando no tocar su brazo. Me tapé ligeramente la mano con la manta que nos cubría el frío nocturno. Me reposé la mano sobre la pierna y no la moví, aún sabiendo que si lo hacía me encontraría contigo. No me moví. No te movías. Desesperado, comencé a buscar respuestas a preguntas que me hacían sudar los nervios. Apoyé mi cabeza sobre tu hombro. La dejé descansar escuchando tu miedo. Se escuchaba fuerte, latiendo, entre tus ropas. Y cuando volví a la postura inicial, tus ojos me pedían más. Inventé ciertas excusas. Sabía que ocurriría, sólo quise hacerlo más nuestro. Te miré, y lo hiciste también. Me dijiste algo que no recuerdo; me recordaste algo que no recuerdo. Te seguía mirando, luego los labios, luego los ojos. Alcé mi mano. Tomé tu rostro, temblando. Acerque tu lengua. Nos besamos. Y me senté a tu lado, intentando tocar tu mano.

Thursday, August 16

(frio) Feriado

Te busco pegando la mirada en el cielo, entre las nubes cargadas de lluvia y humedad desteñida sobre rostros ajenos al deseo; se desangran en el género obviando la cicatriz que marcan al pisar fuerte el camino, y cuando dejo de escribir sus tragedias en el cuerpo, encuentro tu frágil mirada sobre el marcado olvido del final de un túnel.

El encuentro de la pasión marca su momento cuando el golpe de carne es equilibrado y se des-hace en el labial sobre el rostro de la seriedad social. Nos encontramos como si nadie nos estuviese declarando sobre la piel, sin embargo sabemos que todos están como cómplices del marchito augurio de una libertad que no llegará fácil. El encuentro, aún así, no cruza la frialdad de antaño.

Masticamos, mientras se recorre la ciudad por el vidrio ojeroso, los recuerdos de la perturbada sangre que nos recorre el cuerpo, y cómo llega a erectarse sobre el paraíso, que la noche nos ofrece, cada vez más lujurioso en el calor corpóreo del dolor capitalino. Digerimos las ideas obvias de nuestro paladar, entre-labiando los martirios de la violada niñez, de un socavo argumento que se suda por sobre la piel. Tragamos, mientras se oscurece la realidad, la vida que nos acerca corporalmente los secos oídos por obtener más, y agujereamos el deseo de empapar los labios con nuestras lenguas.

Acabamos nuestros cuerpos sobre el aire lechoso por contorsionar los frágiles envases, y nos distinguimos entre la turba masiva de impúberes; nos enfilamos al destino presupuestado por el deseo de bailar sobre nuestras miradas, y el de mojarnos todo por la frustrada ambición de sabernos amarrados nuevamente. Terminamos expuestos a los múltiples personajes pintados sobre la tela del Santiago urbano que se creaba en el pequeño lugar fuera de la discoteque (la que para el momento, estaba atestada de transeúntes curiosos por penetrar los cuerpos jóvenes de sus aún-no-asistentes). Tan expuestos quedamos, que la incertidumbre del escenario fotografiado sobre las calles se nos empañaba a medida que el tiempo nos pisaba el pelo y lo cortaba para dejarnos solitarios en el frio-feriado y nos aprovechamos, un momento, del aislamiento social para juntar nuestras bocas y romper el aún apetito por obtener más de la agonía constante de la espera solitaria.

Nos finalizamos sobre la oscura realidad, nuevamente, con rumbo incierto que los pies delineaban creando nuevos afanes del relamido paisaje. Nos concluimos con risas y conversaciones del mundo agónico que nos tapa con las sábanas manchadas de represión y desazones, bebiendo el futuro como si con cada sorbo se fuese a acabar el oxigeno. Y nos sellamos bajo las luces que caían constantes sobre las pozas que nuestros pies formaban, cuando no quise atraparte congelado en la verdad, porque lo hiciste antes que mis manos deliberaran el veredicto de atrapar tu mejilla y acabar salivando tu corazón; porque me sorprendiste helando tus palmas sobre mis temerosos labios para marcar así el fin del día, que termina con tu cuerpo atravesando el ventanal goteado por el fulgor del cielo al sabernos juntos, una vez más.

Monday, August 13

What happens when you start hating your relatives?

Y que salgan a la calle,
a correr por la vida,
a bailar sin rumbo,
a caminar sin tener camino
que seguir.

Y que salgan a la calle,
que no regresen más,
porque nunca los veremos
y nunca lo hicimos;
porque nunca estuvimos
y nunca estaremos.


¡Y que se vallan!
Échenlos de mi vista,
que se escurran por el desierto,
que se laman los pelos
y se traguen su saliva,
su descaro,
y su maldito egoísmo,
su cinismo integrado,
su parla de acentos mediáticos
que no llegan a tocarnos.


¡QUE SE VALLAN!
Porque ya los odio,
a algunos,
y a otros simplemente
los comenzaré
a odiar,
a irrespetar y dejar
como ellos lo van a hacer con nosotros
al borde del abismo
donde caeremos,
donde caerán,
y donde nos verán volar
mientras flotan en el deseo
de ser felicidad
como nosotros estamos dichos
a ser.

Friday, August 10

(aún) ¡No puedo!

Hoy me desperté,
como de costumbre
por frío,
tiritando y llorando,
acabándome
en lágrimas
y gritando:
¡No puedo!

Abrí mis ojos,
los desee
sobre la realidad
y me vi,
llorando y tiritando;
gritando:
¡No puedo!

Y mientras toco
mis sentidos
con mis pedazos
de mano,
me recorro el recuerdo
del olor a cama
cuando se hundía
en tu pelo.

Y mientras
abro la ventana
permanece tu rostro
posado sobre
lo que queda de almohada,
de un sueño babeado
por no acabar,
por no llorar nunca más;
por gritar:
¡No puedo!
una vez más.

Y ya cada vez
que despierto,
y que te sueño,
y que es como mío
ese lagrimeo,
ese botar desierto,
ese palpitar incierto
por la pesadilla
constante,
gélida en mi pecho,
es como si mi cuerpo,
corto por el tiempo,
se colerizara,
se enredara
en el rostro ya
mojado,
húmedo de fantasías
y no me dejara
respirar.

Hoy me desperté
como nunca,
masticando la reminiscencia
de un maldito-sueño
que me dejó
pensando
que aún
¡No puedo!

Esta noche merece ser escrita

(con puños y letra)
.
.
Esta noche me corren las palabras por el cuaderno que se esconde sobre el mantel azul de la “Carnicería Punk” en donde nos desnudamos todos, y nos ventilamos los secretos de la complicidad de nuestros cuerpos, y las noches de locura sobre las calles de la gran ciudad plagada de espejos que nos hacen investigar el pudoroso aire que nos invade de frío.

Como de costumbre, el tiempo no nos molestaba y como ríos sin fin terminamos acostándonos sobre las calles húmedas y sin vagones que nos cobijaran, porque era tarde y nadie nos quería en nuestras casas. Como culpables nos movimos para alcanzar el transporte que nos llevaría al deseado y acogedor lugar para mantener las manos calientitas sobre la estufa encendida junto al café con aroma a miedo por el castigo de los padres.

Con la Javiera nos detuvimos en un paradero sobre la Alameda, y como huasos nos mirábamos las caras esperando la micro que nos marginara y nos dijera que la noche aún no terminaba. Llegaron al paradero los típicos extraños seres inservibles que te piden una fumada, o te piden cien pesos por miedo a caer vivos bajo el Santiago muerto el día de semana; también llegaron los que te corren la mirada y te la devuelven esperando que tu les sonrías la carne latiente bajo el pantalón, y te ofrecen sus ojos como bastardos enemigos que desean amortajarte el pecho y los huesos.

Esperamos mientras yo me salivaba los labios tragándome las palabras “Esta noche merece ser escrita…”, porque aún sin mirar las luces de los faroles, me parecía deseable el plasmar cada imagen sobre el papel que ya no es tan papel, sino es un imaginario blanco sobre una pantalla tecnológica. Esperamos y las miradas con los extraños se hacían cada vez más cansadoras, más agotadoras por perder el encanto de seducir la oscura pasión acumulada por los meses de des-amor entre las piernas y los brazos.

A lo lejos, a lo largo y al medio, al final del túnel macabro se escondían las luces anaranjadas denotando el enjuague de palabras reconocidas a la vista y deseadas por el merecido premio de haber esperado quietos en aquel paradero hundido en el centro capitalino. Levantamos el dedo, con la Javiera, para detener el tren atestado de gente deseosa de alcanzar su media agua y vaciar su cuerpo en ella. Éste no se detuvo ni con el soplar de las maldiciones sobre el lugar, y miré a la Javiera con deseo de correr y ella me siguió, y yo la seguí también por llegar a tiempo a nuestro hogar. Alcanzamos la cuncuna blanca y nos hundimos en el mar de gente apretados por el calor y el griterío de una señora que vendía peluches, y los ofrecía degeneradamente sobre el sexo masculino y los pechos femeninos, y te obligaba a comprarle el animalito que se veía tierno al mirarlo de lejos. Nos escondimos tras un hueco del aparato y nos quedamos inmóviles frente al ofrecimiento del bus; se podía oler el salvajismo y la discriminación de especies por el modo de actuar y de mirar, por percibir los olores a muchedumbre perturbada por el trabajo y el arduo manejo de sus manos en el agote diario.

Yo ya paralizado por el miedo a encontrarme tímido frente al enojo social y el desprecio de cierto sector marginal, bajo la vista para no enrabiar a algún personaje sobre las ruedas de la ciudad.

En uno de los segundos siniestros en los que alzo mi cabeza para ver el paisaje empañado sobre la realidad, diviso cierto personaje que me tenía embriagado desde antes de la carrera por alcanzar el tren superficial; me ahogo en sus ojos intentando encontrar su sonrisa, pero él se deshace de mi trabajo y me desprecia sobre la ventana del paisaje; yo me acelero en perseguirlo, sin embargo no me deja acabar sobre sus manos, no me deja tocarlo de lejos (ni puedo hacerlo de cerca). Y cuando desisto en intentar mirarlo, el griterío flaite de un energúmeno antisocial se hace notar sobre el bullicioso balbuceo de los pasajeros, se hace notar tanto que la gente aterrada se balancea sobre sus cuerpos para intentar divisar la escena que se producía por palabrear tanta grosería junta.

El energúmeno se interna en la selva para alcanzar al desquiciado gigante quien sin dejar de mirarlo se aprisiona sobre su cuerpo y se hace el fuerte frente al resto. Al ver que el contrincante se inmoviliza, el patético energúmeno golpea a la gente, sin darse cuenta, para abalanzarse sobre el casi derrocado gigante. Éste le detiene el brazo y lo sostiene en el aire, lo aprieta con malicia y lo sulfura más con un intento de apaciguarlo, sin embargo el cobarde energúmeno llama a sus cómplices y los acalora frente al gigante quién no se detiene al sostener a su presa para comérsela a golpes vacíos. Coléricos los personajes se lanzan a empuñar los dedos sobre el rostro gélido del enorme y bestial enemigo, mientras que la gente se intentaba ocultar del sangriento escenario que compadecía sobre el bus en marcha.

Rabiosos y furiosos se encontraban los tres exaltados, lanzando sus puños sobre el casi callado corpulento animal. Se detenían a veces por la distracción de la poseedora de ositos quién gritaba acelerada que dejaran de tirar manotazos sobre el ya pobre hombre, sin embargo continuaron haciéndolo y más aún, con los pies sobre la cara, sobre el rostro ya desangrado del gigante destruido por la planta marcada en la nariz roja de tanta distracción social.

Un acento extranjero acallaba los brazos y las piernas de los belicosos, quién lloraba por la desesperación violenta de un país que no la cobija bajo su lecho des-amistoso, y calma a los contrabandistas de puños y los desacelera en su andar, pero siguen gritándose, siguen acabando sus manos sobre palabras, sobre un labio que se sangra y ojos que se lloran, porque aún enérgicos son cobardes en sus miradas, las que miro de reojo sin detenerme en ellas por el temblar de mis piernas y mi cuerpo al perderme en sus golpes que podrían llegar irritables sobre mi carne.

El mundo se calma frente a la tensión sobre el espectáculo que acababan de presenciar, y yo me hundo nuevamente sobre el piso para no argumentar a nadie. Nuevamente helado sobre mi cuerpo me detengo a tiritar un rato a que pase la atmosfera rígida del calentamiento corporal.

La Javiera se baja antes que yo, y ya sin miedo me trabajo nuevamente sobre la mirada tentadora del personaje que aún me emborracha, pero no existe respuesta, nuevamente, y desisto, me callo y no existo.

Me bajo de la micro y ya en el taxi a mi casa me re-leo la escritura de la noche, y la vuelco sobre éste texto, porque esta noche merecía ser escrita, con sangre y violencia, con ahogos y miedos; con puños y letras.

Monday, August 6

Me aparezco
y me invita a jugar.


Sí.




Con él,
por las noches;
escondido bajo la almohada
acallo mis gritos.



¿Y los de él?



Se muerden en mis labios.





Me aparezco
y me invita a jugar,

a desaparecer,

a esconderme;


a nunca volver.

Sunday, August 5

Usted

Y yo le digo a usted,
que me mira con descaro;
(babeándome)
los pantalones,
(salivándome)
los ojos,
(robándome) los sueños,
(alegrándome)
la sonrisa,
(elevándome) la respiración,
(ocultándome)
los deseos,
(palpándome)
la vida,
(penetrándome)
los labios;
que se detenga.

Yo le digo a usted,
que se detenga
y me deje hacerlo,
también;
para poder quitarle
los últimos pasos
a tu mirada
(aún)
perdida.

Yo le digo a usted,
que me detenga
con su mano (en mi pecho),
y me lance al suelo
y me viole en vida,
para quitarse el descaro
de babearme (los pantalones),
de salivarme (los ojos),
de robarme (los sueños),
de alegrarme (la sonrisa),
de elevarme (la respiración),
de ocultarme (los deseos),
de palparme (la vida),
de penetrarme (los labios).

Yo le digo a usted,
que se
(me) detenga.

Friday, August 3

Carne Latiente

Mírate Lucas
¿cómo estás?
utilizando tu pasado
como excusa para
matar lo que no te queda
y lo que aún te quema.

Mírate Lucas,
escapar del amor
ya no funciona,
y sabes que no podrás
nunca, decir
no.

Mírate Lucas,
huye y escóndete en tu mano
que te toca
y lo hace lento
como a los otros,
a los del pasado
que vuelven para arrojarte
al piso
y violarte
con carne latiente
por el pecho y la herida.

Mírate Lucas
como utilizas el humo
para expulsarte del mundo
y no pensar que te ahogas
y te quemas el rostro
con tus labios

Mírate Lucas
pero más a tu mano,
que sin ella no seduces,
ni respiras,
ni vomitas su palpitar,
ni te hundes
como ahora,
que no te encuentras ni en un espejo
quebrado por tu
propio reflejo.

Mírate Lucas
¿cómo estás?
excusándote en tu pasado
para lagrimear tu corazón
y volver a lo que
vuelves a hacer;
a querer no querer
y perder lo que
vas a perder.

Mírate Lucas,
utilizarte nunca ha sido
el mejor antídoto
para un remedio
que no tiene solución.
¡Párate rígido!
encorvado, acostado,
muerto; tirado en el
piso, sobre su cuerpo.

Mírate Lucas
¿cómo estás?
¿dónde estás?
ni tu sabes que haces
porque no lo haces
y no vuelves a hacerlo
y no quieres hacerlo
¿dónde estás?
comes de la misma mierda
que varios comen
en esas noches,
escondido en tus sábanas
solo, con tu mano
y tus ojos cerrados
y tu respiración agitada
y tus labios, tu mano;
tu mano que te acaba
en tu almohada,
en tus gritos,
en tu piel.

Wednesday, August 1

A la luz de la noche

Matías dormía mientras Tomás lo miraba detenidamente a la luz de la luna, sabía que en cualquier momento Matías podría despertar, sin embargo esto no le molesto y agitando su respiración se acerco más a él, y a medida que lo hacía se agitaba más y más; sus pulmones se exaltaban al igual que su sexo se erectaba.

Ya nada lo detenía, ni las sombras de los árboles al moverse con el viento de la helada noche que ocurría afuera, ni el parpadeo constante de las luces en las calles, ni su conciencia que le decía que se detuviera y controlara sus ganas por amar a su mejor amigo, por acariciar sus hermosos ojos y besar sus salivosos labios.

Tomás acercó sus labios, y tomó los de Matías con ellos, los humedeció con su lengua, los acarició con su piel, los llevo a sus ojos, los miro detenidamente y los beso bruscamente, los calló, los silenció, los buscó y los encontró, los intimido y los cerro nuevamente, los abrió y los miró, los acarició con los suyos y nuevamente pasó su lengua sobre ellos, humedeciéndolos y haciéndolos brillar bajo la aún luz de la luna, la cual impactante descansaba sobre el rostro de Matías.

Al ver, Tomás, que Matías no despertaba, decidió hacer acto nuevamente y apareció con sus besos, sin embargo esta vez su corazón latía más lento, sin nervios, al igual que su respiración y su sexo y sus pulmones y su erección, todo era más lento y más callado, más silencioso y menos tímido, más audaz y más sangriento. Tomás deseaba que Matías despertara, tomara sus brazos y lo golpeara, le dijera que era un "fleto de mierda", y que lo golpeara nuevamente y Tomás lo miraría e intentaría besarlo, amarlo, acariciarlo, tocarlo, acabarlo, tomarlo. Tomás siguió besándolo.

Matías no despertaba y no lo hizo hasta que Tomás, en acto de rebeldía y destajo, tomó el miembro de Matías e hizo que la luz no se reflejara en él, que nada más que su lengua acariciara tal palpitar. Lo hacía con ganas y no dejaba de hacerlo. Matías despertó y se vio ensimismado por su amigo Tomás, y comenzó a respirar agitadamente debido al forcejeo de su amigo con su latir. No lo detuvo, no lo quiso hacer, y mientras miraba la cara de placer de su amigo más se excitaba y veía como su amistad no era más que el acto que estaba presenciando y del cual era participe sin saberlo hasta el final. Sin darse cuenta, pasó su lengua por sus labios y sintió un sabor extraño; supo que no era su saliva la cual estaba probando. Matías cerró los ojos justo cuando Tomás lo miró y sintiendo las explosiones dentro de su boca comenzó a tragar el sabroso y lechoso caer de la noche. Dejó que todo acabase, y cuando volvió a sus labios, Matías abrió los ojos y miro detenidamente a Tomás.

- Las cosas no son lo que parecen ser - dijo Tomás temblando entre sus dientes y tragándose las palabras para hacerlas verdad.

- Me gustó, al igual como tú me gustas - Matías le devolvió éstas palabras más una sonrisa.

Tomás se dejo caer sobre el pecho desnudo de Matías, y éste comenzó a acariciarle el cabello, aún con los pulmones agitados y el sexo erecto, aún sintiendo que la noche termino su luz sobre los dos y acabo por descubrirlos, que ahora son más que amigos; más que mejores amigos.

¿No les pasa?

¿No les pasa?
A mi me ocurre, y más seguido de lo normal.
Es verdad.
Sí, creanme.

¿No les pasa?
Al parecer sí, también.
Ahora más que antes, la verdad.
Hoy más que nunca.

¿No les pasa?
Puede que no les pase como a mi.
Debo ser yo, o quizás es Matías.
Debe ser Tomás... sí, es lo más seguro.
Es Tomás ¿o yo?

¿No les pasa?
Si, hoy estamos los tres igual.
No me mientan.


Matías...

Tomás...

No me mientan.


Hoy estamos los tres igual.
Hoy sentimos los tres igual.
Y aunque a veces no nos parezcamos.
Hoy si... lo somos.



¿No les pasa?
Que hay días en los que lo único que desean es llorar.

Tuesday, July 31

Tomás likes being fucked,


Matías likes being raped,

and Lucas likes being loved

Monday, July 30

La siguiente etapa

Salió a la noche, Matías, consumiendo aún el último sueño que había tenido, masticando las veredas y ligando sus dedos con el frio que se entrecruzaba por sus labios. Matías, sonreía y mientras lo hacía no miraba atrás; no se devolvía ni levantaba la mirada al reflejo nocturno de su propia cara; sonreía.

Luego de caminar unos cuantos minutos, fumándose el aire y consciente de su toxicidad por su malestar en la garganta, se detuvo frente a un local de maquillaje corrido por el amor a la vida y de poesía no-disfrutada que nunca fue absorbida; se detuvo a observar el pequeño cartel sostenido sobre el muro cementoso de estrellas, leyó detenidamente cada trozo de palabras, cada mirada sobre los colores y cada pisada de tímido temblar sobre sus ojos, y luego de haber terminado con el cartel, se detiene sobre si mismo, se termina de fumar el aire con la última bocanada de silencio y decide entrar.

Ya dentro, luces de neón con humo abrigaban el cuerpo enceguecido de Matías, casi destrozándolo; lo cortaban en miradas de flashes pequeños, rápidos, y de momentos cortaban su boca, su cuello, su pecho, sus manos, su sexo y lo retorcían en el pasillo cuando intentaba escapar, capturando sus pasos y abriéndose más y más al rojo, blanco, azul, blanco, verde, blanco del estrecho corredor.

No alcanzó a afirmarse, ya mareado por el aroma a colores, neones y sabores que le hacían devolver los ojos y hundirlos sobre sus párpados y sobre las luces que parecían relámpagos sobre las paredes, y terminó por acabarse en el piso y en el miedo frente a su boca al besar el tapiz pisoteado por la multitud ausente.

Intentó mantenerse un rato en esa posición, muerto en el piso, desarmándose, desquitándose y agarrando cada hebra de sus dedos con sus dientes; mordiendo el dolor. Cuando terminó, decidió volver al lugar; se levantó, se miro lleno de gritos luminosos nuevamente, sin embargo esta vez no se mareó, no se dejo derrotar por el ambiente y miró al frente; el final del pasillo estaba encima de sus ojos y Matías corrió, y mientras lo hacía las luces obstaculizaban su agitar como lágrimas sobre sus ojos. Lo logró; llegó.

Matías, en el final del pasillo, tocó el negro fondo indescriptible, una puerta se sabía frotada con los dedos y se abría lento junto al movimiento del brazo, y dejaba claro la siguiente etapa, quizás la más difícil, alumbrada por el fondo resplandeciente. Quizás, Matías, tendría que volver a masticar un poco su vida, y volver a fumar aire para saciar sus ansias de escapar, quizás, fumar su infancia perturbada por la soledad para no huir. Frente a sus ojos, relampagueando, se siluetaban unos escalones; era la escalera que Matías debía subir, la siguiente etapa del mareo, de las luces como fondo, y del cielo como testigo. Matías no duro tres segundos en pie; se desplomó.

He can't help himself

Se sumergió en las sábanas, intentando ahogarse junto a él; pudo hacerlo sabiendo que él no era más que antiguos recuerdos, sabores extraños a arena entre los dedos y un poco de olor al viento que consigo traía olas de espuma marina.

Se hundió más en su piel, sabiendo que su piel no era más que la de un viejo recuerdo que aún no cicatrizaba en la herida, y aún no suturaba la misma gana de poder olvidar aquello que aún no-ha-podido-saciar. Se hundió carcomiendo la saliva que se expulsaba en cada bocanada de humo-cigarrero.

Se reconoció, ciego al hablar, y distante al perseguir el sueño de no-caer-más; hambriento de la dulce armonía de los labios contra el roce continuo de las palabras; hambriento de no terminar jamás de podar su lengua con incrustaciones de amor.

Se encontró: sumergido, hundido y reconocido; húmedo por no controlar su cuerpo.

aún no...


AÚN NO.



aÚn no


AúN... NO



no, aÚn... NO


aúnnomedanganasdepensarteaquidurmiendojuntoamiperoestásymedarabiaqueaúnestésperoalavezmesonrieporquemefacilitasciertascosasyesomehaceverquerealmentealgunavezpudehacerloypuedohacerlodenuevosintemorperonotengoqueequivocarmeylohagoymecaigoyyasiempreeslomismoestavezdejarededependertantodeloqueaúndependoymedaascodependerdejaredehacerloyvomitarmetantotantotantotantotantoytantoparaquealfinalterminehiriendoehiriendomeperonotanafondoporquesequeesmejornoestarasiquedeotraformaypensaréydejarédetomarlascosasalaligerayestavezsíestavezmetomaréeltiempoqueséesnecesario.

Wednesday, July 25

Suspendido

en el aire


Sudando

en el piso


Soñando

en tu cuerpo


Satisfaciéndome

en tu sexo


Saciándome

en tus labios


Sofocándome

en tu corazón


Salvándome

en tus manos


Sonriendo

en tu cara


Saltando

en tu pecho


Soñando

en tu cuerpo


Sudando

en el piso


Suspendido

en el aire

me siento




LIBRE

Tuesday, July 24

Cuando los dedos tocan el corazón trozado por el aire

[Pero debo confesarte que estar aquí contigo
es mejor que cualquier recuerdo
que puedo yo cargar...]
Julieta Venegas – Recuerdo Perdido

Era de noche cuando Tomás decidió caminar a la casa de su amigo, sabiendo que no tenía apuro ya que había más gente junto a él; pasó a comprar algo para compartir, una burbujeante bebida con extracto de cola y un tanto de sabor a marketing junto a la etiqueta, se detuvo un rato a mirar el rojo dentro del negro y le recordó los caminos que tuvo que beber para llegar a donde estaba en ese momento. Encendió la música en sus oídos con pequeños audífonos envolventes que lo dejaban viajar al pasado, donde los recuerdos pesan. Caminó sin dejar atrás la mirada, ni si quiera a su lado, ni en los demás; sabía que estaba envuelto en aquella cascada de recuerdos-nunca-olvidar. Caminaba y nada le importaba.

Llegó entonces, al pequeño departamento de su amigo el cual ya conocía a la perfección; las plantas, los gatos, la distribución de las piezas, la elegante vista y el mareo constante de recuerdos ebrios sobre el piso navegando hacia el baño, y hacia un final no esperado sobre la taza del baño; dejó de viajar y se apresuró a subir las escaleras para saludar. Estaban los de siempre, las mismas caras, las mismas fotos, los mismos cómplices y los mismos amargos-nada-que-mirar entre cortando su voz y aplastando cada vez más el deseo de conversar sobre algún tema que no tuviese que ver sobre el carrete anterior. Se despojó de algunas ropas, y quedó casi desnudo ante el calor insoportable de la gente dentro de la habitación, se desnudó frente a ellos sin necesidad de hacerlo, porque ya todos lo sabían y lo conocían. El es, Tomás; así le decían y le señalaban, y se reían entre dientes y le miraban, y Tomás sabía lo que hacían, pero no le molestaba, no esta vez que les demostraría que él puede beber del cielo sin caer al suelo, y que puede volar sin tener que fumarse el pecho, ni la garganta, ni los labios.

Tomás comenzó a repartir sus palabras de a poco, porque aún le costaba, aún conociéndolos le costaba dejarse analizar por las simples miradas de asecho sobre su sexo y sobre sus actos macabros de revelación contra el mundo y su amor por girar. Luego de un rato, comenzó a hacerlo con más soltura, e hilar las palabras ya no le era tan difícil ni tan in-secuencial, era un desligar de oraciones completas dejando entre ver que podía señalar su vida en el aire sin tener que apuntar su vista al cielo ni al techo, ni al amargo vaso en donde siempre se hundía; aquella vez se decidió vaciar sobre el hielo constante de la sobriedad junto al asiento de los acusados, cuando comenzaron a jugar al típico-aburrido-juego de no-saber-qué-hacer cuando ya nadie puede soportarse; allí fue cuando la noche realmente comenzó para Tomás.

El delirio del juego de preguntas comenzó a amalgamarse y retomar fotos de recuerdos dentro de la mente, o de lo que podría llamarse mente, de Tomás, ya triturada por tantos títulos de corrupción junto a ella. Se detenía, a veces, a deslumbrar con sus palabras las respuestas a las dudas superficiales que se exponían al enfrentarse al frio, sin embargo nunca supo que decir frente al poder de los incontables números de veces que intentaron unirlo al deseo de “otro” frente al sudor de su piel; no quiso y nunca querrá hacerlo porque ese desquicio de una noche se convirtió en un simple acto de asquerosidad frente al sonido del parpadeo de ojos de Tomás, que no dejaba de alumbrar ni un segundo su imaginación. Sabía que lo que construía era recuerdos-sin-importancia y que los guardaría para siempre en aquel lugar no deseado por él, para quizás nunca más tomarlos. Al acabar el juego, el amigo de Tomás decidió cantar la vida; tomó una guitarra, aclaró su voz con un par de sorbos del trago ya rancio-fermentado y alzo la voz de despecho sobre la trágica atmosfera ya aburrida de escuchar las mismas voces. El fatal canto terminó por ahogar a Tomás, desde el momento en que comenzó a sonar y desde el momento en que él, sentado sobre un pequeño asiento plástico quebrajado por la pintura y el destierro de las sombras, siente una mano deslizarse lento por su pierna, ve que se asoma y que no quiere dejar su lugar, como si fuese aquel territorio perdido por explorar y como si Tomás no quisiese dejar que la quitasen de ahí, comienza a mirar para todos lados, a gritar con la mirada tal espectáculo, y junto a los recuerdos que el sonoro vozarrón le causaba, el des-amor dentro de su corazón y la mano aplicada como un accesorio a su cuerpo, cae en desquicio puro y colapso fragmentando su corazón en recuerdos/voz/mano; se desespera y no sabe más que seguir gritando con sus ojos lo que acontece y lo que en su momento no quería dejar que ocurriese, se desangra todo sin saber qué hacer, ni como reaccionar, ni como apresurarse para poder terminar de corromper su trozado corazón, no sabe más que escapar de la escena y analizar el momento desde un plano austero y sin luz.

Tomás corre al baño, se moja las manos y la cara, se mira en el espejo y ve como los recuerdos de a poco desaparecen, al igual que el sonido de la guitarra y la garganta gastada por el cantar de los viajes, ve como la mano ya no es una aplicación dentro de su pantalón y ve como su vida no es más que un estanque vacio y seco que debe llenarse en algún momento; toma un poco de agua y sale del baño a sentarse en la escalera, se toma los ojos en la oscuridad y comienza a pensar en los tantos-innombrables-que-se-dejan-estar-donde-nadie-los-quiere y no puede ahogarse más, no quiere hacerlo más y se repite a si mismo que no debe caer nuevamente en los vanos juegos de las noches-esconde-amores, ni de las noches-oculta-pasiones, ni de las noches-no-te-quiero-más; él tenía claro que necesitaba oscurecerse en forma homogénea dentro de su vida, sin embargo decide tomar el riesgo y sentarse nuevamente en el pequeño asiento de plástico pintado, y ver que la mano nuevamente se desliza en su pierna, esta vez llamando a que la atrapen. Tomás socorre el llamado urgente de los dedos; los atrapa, los muerde, los alimenta, los toma, no los suelta y no lo hace más.

Al todos dormir, Tomás se recuesta en su espacio designado y sin soltar la mano de aquel personaje-fascinante convierte sus ojos en sus labios y besa cada palabra adyacente a su discurso amoroso, se encarna en el boca y se deja llevar por el maldito-juego que sabe jugar; tiembla, porque sabe que va a ser igual que siempre; tiembla, porque sabe que en algún momento deberá soltar la mano y dejar que lo arrastre por horas sin llorar; tiembla, y deja de hacerlo cuando el sol se asoma y se ve aún abrazado, aún besando, aún queriendo tocar el pelo formando círculos con los dedos. Deja de temblar cuando aún ve los ojos de sorpresa, de risa, de son-risa a la espera de alguna respuesta, a la espera que siempre llegará.

Suena el teléfono, Tomás se levanta de su cama y corre a contestar, solo en su casa el frio lo marea un poco, pero la suave voz de al otro lado del auricular lo calma; se recuesta en su cama y vuelve a soñar; vuelve a soñar con aquellos dedos que sabe volverán a tocar su pequeño corazón, e intentarán unirlo para no llorar más.

Out of nowhere

Y llegó, me golpeó el corazón.


Y...



me cuesta, sembrarme.




Es tan...



imposible, a veces, creer que se puede.



Me golpeó.

Monday, July 23

Como hojas

Revolcándose
las hojas con el frio
en la calle, tristes,
enfermas por el delirio,
causando remolinos
ahogándose y
desgastándose
al pasar el día,
al acabarse la luz del sol,
al morir las sombras.

Nadie les dijo,
que debían ir juntas,
pegadas e untadas,
solas descansaban
y volaban, nuevamente;
solas se despegaban
y conversaban, nuevamente.
Nadie les dijo,
que aguantaran el despegue
de un cercano amigo,
de su fiel desquicio,
y dejar
como se ahogan,
dejar que lo hagan.

Terminaron
por acompañarnos,
y acabarse en el pavimento
y deslumbrarse con su
mantenido
estancamiento,
destiñendo los colores
y mal-entendiendo los sabores.

¿Quién, ahora, sabe
que el viento nos sobra?
Sólo nos suicidamos
y usamos
cuando la luna nos alumbra
y nos merece abrazados
sobre nuestros labios.

Sunday, July 22

En un trozo de papel anochecido bajo la mano hundida en mi pecho

Y a veces, cuando sientes, es como si todo se cruzara por tu piel y tu mano ya no roza tu otra mano; se siente, aún un poco helado el corazón y me tienta a amar, a seguir jugando un poco más a destruirme, a trozarme lento, cuidadosamente, sólo como yo sé y como yo siento.

Me molesta, me molesta amar, me molesta querer hacerlo y querer sentirlo, es un miedo.

Cuando sigues jugando con mis dedos; tiemblo, se me derrite de a poco la falsedad en mi corazón y no lo siento luego, con mis recuerdos, y lo mastico todo y lo necesito vomitar, expulsar, quitar, tirar y botarlo, pero se hace tan complicado, tan intimo, tan mío, tan triste, tan 'necesidad'.

Podría hacerlo, nuevamente, en conjunto, abrazados, juntos y pegados, pero (el siempre pero dentro de toda oración y quizás mal usado) no quiero esperar, necesito tiempo y lo sé, y mi cuerpo lo sabe; hay algo más, más que se rompe una vez más y más y más.

No es necesario sonreírle a la pared,
el cielo nos ofrece el suelo,
la tierra y tus dedos.

Friday, July 20

El aroma a día lleva recuerdos

El café sabía distinto;
no era necesario mirarte
para saberte en el sonreír
de tu rostro nuevo,
pálido/tímido.

El día sabía distinto;
con miradas sobre el hombro
y otras sobre mis ojos,
algunas perdidas en el intenso
rojo/burdeo/negro,
que luego fueron desapareciendo
con el aroma de la huída
y la necesidad de
perdernos.

Sé,
que tu rostro sabía distinto,
podía oler el aroma a distancia
del levantar de cejas,
del esconder las manos
y de mirar para afuera
viajando, a veces, fuera;
incluso dentro de las imágenes
frías/claras/oscuras
me gritabas,
y yo con el cielo, también.

Mi rostro sabía distinto;
hundido en el extracto solar
sobre nuestro caminar
que se desenvolvía
lento/rápido/lento,
cada vez más,
más agitado,
como si perdernos nos hiciera mal
y al ahogarnos nos cortaran el cabello,
de a poco,
triste e inútil;
nunca nos alcanzaron.

La vuelta sabía distinta;
aún con trozos de dulce en mi piel
y risas no pronunciadas,
risas marcadas y mal gestualizadas,
otras que nunca nombré
y unas que se partieron al ver el frio;
risas que fueron y sonrisas que murieron.

La vuelta sabía distinta
porque iba llena de recuerdos.

Sangre en tu labio

Muerde-me
el pequeño pedazo de carne,
labial con sangre
y un poco de amor;
entre-cruzado con el dolor
y la angustia
de morder-me.

Muerde-lo,
agárralo fuerte
y tira,
lánzalo,
destrúyelo,
sángralo
y déjalo libre de
aquel destajo
de rojo palpitar.

Muerde-lo
más y más
fuerte,
hasta que no
se pueda ahogar más
y luego,
después de suicidarlo;
mira-lo.

Muerde-te
y míralo haciéndolo,
mira sus ojos
y deja de olvidarte;
déjame olvidar-te.

Y aún, tus mordidas
y mi labio
que sangra,
no te
olvida.

Thursday, July 19


......................................¡ABRAN
...........................................PASO!

.............El diablo es real

.............A orillas del mar cierra los ojos

.............y el sexo permanece con peor vida

.............Nosotros... regresamos en cuerpo a la vida

.............y antes que anochezca no me deja ser feliz

........................................................¿Y tú?

........................................................................Nunca.

Tuesday, July 17

ME DAN GANAS DE VOMITAR




me da ASCO




quisiera saber el porqué... sólo saberlo me tranquilizaría.

No soltarte

Me gustaría escribirte, y también escribirlos, pero sin que se lean, sin que lo hagan en la noche al verse perdidos sobre el teclado y no tengan más que hacer que entregarse a unas letras mal apiladas y otras palabras mal nombradas, que carecen de significado y de fondo alguno.

Me gustaría escribirte, y lo haré, porque sé que no me leerás, sé que no lo harás porque aún no me conoces, ni yo a ti, ni el mundo a nosotros, ni nosotros al mundo, y qué importa si el mundo nos asusta a veces, o si nuestros mundos nos asustan a veces, o si la vida es tan negra que nos termine comiendo por completo. No importa, mientras podamos salir a viajar por el cielo en las noches y en el día dormir sobre el otro, tapados y muertos de sed bajo las sábanas, sudando el calor que nos llegará al expulsar nuestros corazónes.

Me gustaría conocerte, y me gustaría leerte, lento, tus lagrimas y tus ojos, tus mejillas y como se humedecen, pronto, luego, y los labios más tarde, al final, para terminar en un quizás, beso. Y bajar después, cubrirte y morderte, suave, despacio, las costillas y el sudor, que nos recorre, que te recorre, y más abajo, lento, suave, duro, fuerte, rápido, fuerte, duro, suave, lento, y volver a humedecer tus labios, tus mejillas y tus ya idos ojos sobre los sueños.


Me gustaría abrazarte y no soltarte, abrazarte y, no soltarte.

Monday, July 16

............................You





.................................................................made me




..........................a


.....................................Shadowboxer
.
......
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Friday, July 13

Tú, me hablas de amor y yo, me gasto.



Llegó el sistema, y con él, el punto medio en donde la distancia nos aleja un poco de lo visible y lo invisible. Nos acerca, sin embargo, a lo más invisible del ser, lo que no se intenta ver y lo que nadie desea ver, ni imaginar, ni acercar, ni descubrir porque esta escondido bajo el cuerpo y bajo la piel. Llegaste tú desde lejos y me abriste nuevamente, de par en par como las piernas en la noche bajo las sábanas calientes por inaugurar el placer sobre el pecho ajeno y sobre el tierno sudor arremangado en el cabello liso-partido por el calor. Llegaste y me devolviste al corazón ese placer de averiguar que esconde la muerte tras el recuerdo imparcial de una noche con lluvia y frio, y me devolviste el recuerdo de ver las noches irse con el tiempo, aún siendo desgracias sobre imágenes que no volveré a tocar. Llegaste para hablarme del sufrimiento por sobre el sangrar y por sobre el amar, y yo te respondí fríamente que debemos sufrir y que es necesario escondernos a veces, pero no demasiado porque se nos cae el pecho sobre el suelo y luego nos aplastamos contra el cielo que nos llega encima y más encima y más, acariciando lento nuestros labios y mojándonos lento nuestra espalda, lamiendo cada centímetro de espina dorsal hasta llegar al cuello y susurrarnos al oído que debemos gemir para culpar a otros sobre nuestro desgastar y nuestro herir. Llegaste tu y te odio y me dan ganas de besarte aún en el amanecer del día, aún en la distancia y me enamoré sin miedo por el sufrir, porque el sistema nos aleja triste sobre el país largo y extenso, como nos enseñan desde pequeños, a sudar el largo y extenso sobre el recorrido de nuestros muslos. Y cuando acabamos, cuando ya has llegado y tienes ganas de irte, yo te repito que tú, me hablas de amor y yo, me gasto.
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[Gracias a Armando por la foto y la fuente de inspiración]

Wednesday, July 11

Proyectos

Nunca he podido estar de pie sin tener algún proyecto en mi mente, o algún proyecto en el que esté trabajando. En realidad, tengo demasiados proyectos, miles diría yo, aunque unos más fuertes que otros; unos que quiero cumplir a cabalidad y otros que simplemente quiero verlos como una pincelada sobre una tela que me servirá para crecer.

Hay uno que está en curso y que muchos ya conocen, que es estudiar Pedagogía en Inglés.
Yo pensé que éste año iba a ser terrible, ya con ramos más pedagogicos y más teóricos por asi decirlo, sin embargo veo que puedo sobrevivir, estresandome, pero puedo hacerlo, ya que no ocupe el 100% de mi, y en realidad nunca puedo hacerlo; sé que puedo dar más pero hay algo que me detiene a no hacerlo, y eso no me molesta la verdad, porque aún así puedo hacer un buen desempeño dentro de mis estudios.

Otro proyecto es el trabajar, y también está en curso, y lo mejor es que estoy trabajando en lo que más me gusta, que es enseñar, y que es lo que voy a hacer. No es algo en donde gane cantidades inmensas de dinero en donde mi cheque a fin de mes llegue con demasiados ceros, sin embargo es algo recomfortante, que me mantiene feliz y además no me agota, incluso he aprendido más cosas que he pasado por alto y que he podido reforzar al enseñarlas. Y quizás como proyecto para este semestre que viene es intentar conseguir más clases, así ganar más y además mantenerme algo más ocupado.

Un nuevo proyecto, que ha salido en el camino y que de verdad me encantaría poder terminar, es el de entrar a un Taller Literario (ya tengo visto uno y empiezo mañana), para poder ensayar más tecnicamente esto de escribir, con estilos diferentes y modos diferentes, ampliando mi vocabulario y mis formas de expresarme. Ademas, junto con el taller, tengo un proyecto de escribir un libro sobre una parte importante de mi vida, obviamente agregandole algunos puntos de ficción y otras cosas de magia entre medio, sin embargo éste último proyecto es el más difícil ya que siempre he tenido la esperanza de poder escribir un libro, pero siempre me da flojera luego de la quinta o sexta página, pero las ideas están y las ganas, también.

Otro proyecto y el más trillado de todos, es el de querer irme a vivir solo (o acompañado), en realidad, el de independizarme y salir de esta mierda de casa donde vivo. Quizás la excusa de la casa, es una más para salir del circulo familiar al que nunca he estado muy acostumbrado y poder vivir y hacer lo que quiera, claro, siempre hay límites, y siempre hay ventajas y desventajas, y creo que conozco los dos lados perfectamente, pero quiero saber lo que realmente se siente vivir solo y tener que llegar a la casa mil cansado y tener que prepararme comida, o tener que hablarle a las plantas porque no hay nadie más o tener que trabajar y gastar mi dinero en arriendo y cuentas. Quiero hacer eso, y lo quiero demasiado, pero no quiero dejar de lado mis estudios y lo ideal sería conseguir más trabajo donde estoy trabajando, osea que me den más clases para hacer y yo feliz me voy de mi casa y vivo solo y comparto solo.

Quizás, existen más proyectos como hacer unos cortometrajes, tocar guitarra, tomar clases de canto, estudiar cine, salir del país, y miles de cosas que realmente no deseo mirar por ahora, ya que prefiero estabilizarme bien con ciertas cosas, y tener una base para de allí poder crecer más y seguir adelante con lo que quiera, y quizás en el camino salgan más proyectos y cosas diferentes, y quizás mis gustos cambien, o quizás.... quizáces y demases.

Por ahora, voy bien, y la vida me sonríe como siempre y yo aprovecho de sonreírle de vuelta y de decirle que es tan linda que no quiero desperdiciarla.

Monday, July 9

Because of the rain...

Matías salió a caminar de noche bajo la lluvia sin paraguas, aún sabiendo que se mojaría, sin embargo no quiso hacerlo, no quiso protegerse de las gotas y decidió dejarse lavar por el cielo, dejarse humedecer la piel con el lagrimeo espacial.

Comenzó a caminar entre calles que desconocía y miraba a la gente que pasaba a su lado, que chocaba con él y que lo miraban de forma extraña al no llevar paraguas. Matías les devolvió la mirada con una sonrisa, con un gesto de felicidad, con su manía de levantar las cejas, de achicar los ojos, de elevar los labios y exclamar alegría.

La gente generalmente le devolvía el gesto pero a Matías no le preocupaba eso, no le importaba si la gente lo miraba de vuelta, si le sonreía de vuelta o si le hablaban de vuelta; él simplemente se dejaba llevar por la humedad de su cuerpo y la sequedad de su corazón, porque necesitaba salir a impregnarse de mar, salir a lavarse un rato el cuerpo y a destruirse mientras lo hacía.

Matías siguió caminando por calles sin conocer, por pasajes oscuros en donde a penas las gotas lo alcanzaban a tocar, y a penas el sonido de algún televisor encendido en una casa se escuchaba, cuando de repente alguien le tocó el hombro y se dio vuelta a mirar al personaje; un hombre de la misma estatura de él, sin paraguas al igual que él y de apariencia atractiva, se acercó más de lo que Matías estaba acostumbrado a sentir cerca a alguien, y lentamente dirigió la boca a su oído y le preguntó: ¿Deseas caminar conmigo? - con un tono sensual y algo suave, intentando persuadirlo con la melodía de la tonalidad en su salivar. Matías desconcertado, ansioso y a punto de temblar, no tuvo más respuesta que mover su cabeza en señal de que sí quería hacerlo, y cuando hizo el gesto su corazón comenzó a latir más de la cuenta, comenzó a humedecerse.

Caminaron por callejones oscuros, por pasajes sin nombres y no hablaron el uno con el otro, se miraron de repente y Matías le sonrió como a la gente que pasaba antes al lado de él, se alegró incluso más que con las personas ajenas, y entonces esperó una respuesta del desconocido quién también le sonrió, y se acariciaron los labios únicamente con esa expresión, mirándose y babeándose el uno por el otro, sin tocarse, sin hablarse, sin conocerse, sin besarse, sin amarse. Los dos caminando en la soledad bajo el rocío del cielo.

Iban caminando cuando paró de llover. Matías se detuvo, miró al cielo y luego miró al extraño que iba a su lado, lo observó, lo detuvo también con la mirada, lo observó, lo analizó, y el extraño le preguntó: ¿Ocurre algo? - con el mismo tono sensual y suave de voz. Matías no deseaba jugar si no había lluvia y le respondió: Dejó de llover - casi gritando, a punto de expulsar lo máximo de su voz, mientras que el personaje asintió con la cabeza. Matías lo miró y le sonrió, luego comenzó a caminar con el extraño a su lado y le sonrió nuevamente, esta vez sin esperar respuesta.

Luego de andar por calles sin nombres, pasajes sin recuerdos y veredas que no se volverán a pisar; Matías dio su última sonrisa, decidió correr y no ser alcanzado, decidió no mirar atrás y dejar al extraño de lado, decidió abrir los ojos a él mismo mirando al cielo, empapando su corazón cada vez más de él mismo, de su amor propio, de sus lágrimas y de su soledad bajo la próxima lluvia.

Thursday, July 5

Cuadernito

Entre hojas desteñidas y un poco de ropa en desuso, encontré un amarillo cuaderno, que se escondía del cielo, con mi mano lo atrapé e intente recordarlo, lo miraba y miraba y sus letras me parecían conocidas. Lo abrí y estaba yo, hace cinco años, hace pocos cinco años, pero a la vez se me hacen tantos.

Abro el cuaderno y es como un retroceso, es como vivir mi vida en mi imaginación, hasta el punto que tomé ese cuaderno, hasta el punto en el que no daba más de mi vida, y escribía entre gráficos, entre "present perfect" (que nunca entendí), entre definiciones de metáfora, juegos de tiempos de ocio, y una que otra nota sobre matemática.

Recuerdo, aquellos tiempos donde estar en el colegio no me importaba: iba, copiaba y me devolvía a mi casa. No procesaba, no estudiaba, no me importaba, al igual que mi vida, al igual que mis "amigos", al igual que los no-amores que tenía, que no existían.

Abro el cuaderno, y revisando bien, detalladamente, hoja por hoja, conocimiento por conocimiento, palabras por palabras y letras por letras, me encuentro, en un pequeño rinconcito de un trozo de papel incrustado al espiral enceguecedor, con un arbolito de dos colores.

Pensé que era de dos amores, que era de alguien más y yo, que no pertenecía solamente a mi, y quizás era así, quizás así se pensaba, porque no recuerdo bien, y no creo, la verdad es que no creo que existiera alguien más allí. Sin embargo al lado del arbolito, descansaban unas palabras, que me embriagan, que me recuerdan más, y me recuerdan que quiero olvidar.



"Se juntan los sentimientos
y yo, me derrito en tus brazos,
me desvanezco en tus besos
y caigo en tu reflejo"




Cierro el cuaderno, lo guardo en secreto, en aquel lugar oscuro, lejos de la luz, lejos de mi vista y de todo lo que pueda recordar con ello, porque ya no sirve de nada vivir mirando lo que se escribió cuando aún no conocía el amor.

Wednesday, July 4

Boys for Pele

Estaba feliz, al igual que tú. Estábamos felices arriba del auto, esperando que partiera, esperando que la reja se cerrara y nos condujeran a la costa, a encontrarnos niños con el mar y su oleaje. Estábamos felices esperando bajo la luz de la luna, mirándonos como por primera vez, sabiéndonos contentos por irnos a mirar el paisaje arenoso sobre nuestros pies.

El auto partió, y al principio no te tuve cerca, no podía hacerlo, pero luego sí, te cambiaste de asiento a mi lado, junto a mi y yo feliz mirando las estrellas en el camino, comiendo chocolate y disfrutando del aire sobre el rostro, sobre las lágrimas secas, y tu feliz me seguías el juego de mirar las estrellas por la ventana. Yo me iba, me iba lejos con ellas y te imaginaba junto a mi en ellas, y lo recuerdo y no se me olvida como era, como volábamos juntos y nos acostábamos sobre el cielo, sobre el aire y sobre tu pecho, y me deslizaba lento, me acurrucaba sobre el sabor dulce de las almendras que se partían con el trozo de mis dientes, disfrutando de la música, de las canciones, de las emociones y de un piano que sonaba a lo lejos, que se escuchaba lento, fuerte, rápido y cansado, agotado de sabernos bajo la noche.

Seguía sobre las estrellas y te miraba para sonreírte, para hacerte saber que aún estaba contigo, felices, los dos, escuchándonos y leyéndonos sobre la oscuridad, leyendo los juegos que inventábamos y que hacíamos para perdernos sobre lo desconocido; para reír y sonreírnos como nos gustaba, como aún recuerdo, como aún te recuerdo y como más me gustabas, tan niño jugando con otro niño, porque así me convertía, me hacía, me jugaba a ser niño y los dos nos invitábamos, nos abrazábamos y nos uníamos para serlo, para amarnos, para mirarnos.

Y yo, una vez más volvía sobre las estrellas, volando y esparciéndome sobre la ya cálida noche, como ahora que te recuerdo y me vuelvo niño llorando, esparciendo mi corazón, esperando que el disco acabe de sonar sobre el oleaje, sobre la arena que aún queda.

Tuesday, July 3

Otra vez

Y para que me desgasto con palabras lindas, con sonrisas que no son respondidas, ni frases que se me atoran en algun lado de mi cuerpo, y me gusta que me hables, me encanta que lo hagamos y que no nos perdamos, porque siempre hay algo que decir, y sabes que me encanta, aunque no nos importen las cosas, y en realidad si nos importan y no nos molesta, al menos a mi no me molesta, me agrada, me gusta y me encanta sentir esto por tí aún, que ya no es tan cercano y que ya he escrito antes, que ahora es diferente, es otra cosa, es más liviano, pero más certero y me gusta saber de ti, y saber que te pasa, como te vives y como te sangras, porque debe ocurrir, entre lineas se nota un poco, aprendí a notarlo, aprendí a leerte y a verte y en realidad, no creo que deba ser asi, pero me gusta, aunque aún me hiere un poco, y no me molesta que aún pase, que aún no cicatrice, porque siento que sentí por ti, que sentí algo, mierda, algo que no debo de decir y que no quiero decir, y ya, me detengo y me paro y me digo a mi mismo que no debo, no debo, debo seguir y asi es como lo he hecho, he seguido, me he caido, y me caí y me caeré denuevo, quizás y lo haré nuevamente, porque asi es como este maldito pendejo es, es un pendejo que se tropieza y llora y sangra y se mata, se aniquila, se termina mutilando por partes, priemro el corazón, siempre primero, y quizás último, porque ya no desea sentir más las otras partes ni sangrarlas, y qué hago si no es tropezarme nuevamente, de la misma forma que al volver, que al mirar atrás, bien atrás, años y años luchando, años y años mirando y ahora vuelvo a verme así. MALDITO, me dejare ser por un tiempo, me caeré, lo sé, pero no quiero, que alguien me sostenga, QUE ALGUIEN LO HAGA POR LA MISMA MIERDA.
Tanta química, tantos números, tantas ecuaciones, tantos paradigmas, tanta agua en uno, y se me acaba la saliva cada vez que recuerdo las palabras de mis amigos y es verdad, necesito de esa droga más que nunca Y LA NECESITO URGENTE, porque no me detengo, quiero, y lloraré por obtenerla, y la quiero de ti, la necesito de ti, pero tu ya no, ya no porque me has visto caer, me supiste caer y ahora no me quieres confiar la droga, no me quieres ver dopado por el aire que se crea cada vez que me abrazas. NO QUIERES Y FUE MI CULPA, lo sé, sigo siendo el maldito pendejo de antes, pero deseo cambiar, y no puedo hacerlo solo, no puedo hacerlo NO PUEDO NO PUEDO NO PUEDO hacerlo asi, no puedo hacerlo de esta forma, y me consume, no puedo luchar, me duele, me duele cada vez que siento que no puedo hacerlo. Tengo las ganas, las ansias, el ánimo, pero ¿dónde estoy si no es acá? acá es donde se siente todo más seguro, solo y arrepentido, solo y mutilado por mi propia boca que no deja de latir, que no deja de buscar. MALDITA NECESIDAD DE LA MALDITA DROGA, que necesidad, que deseo más grande, que mierda es esta droga, esta quimica que me tiene intranquilo, deseoso, MALDICION QUE NO PUEDO DEJAR DE ESCRIBIR ACERCA DE ÉL Y DE MI NECESIDAD DE ÉL. Ahora me cayo, porque sé que me lee, y sé que me quiere, pero ya no tanto, ya se va, y yo quiero que vuelva, quiero que vuelvas y que me leas, y que me sufras, porque asi estoy, aunque aparente estar bien, nuevamente, aunque diga que nada me hiere ahora, aunque diga que soy fuerte, aunque me diga que la vida es asi y que debo seguir, pero no puedo hacerlo, NO PUEDO HACERLO si todo lo que hago es tropezarme al andar.
Ya, me detengo, que no debo expresar más, no debo mirarme aún, acabado sobre esto, mientras tu no estás, mientras tu no me contestas, mientras te busco nuevamente, intento hacerlo, JURO QUE LO INTENTO NUEVAMENTE, pero ya está, todo está, ahora, volver a empezar. VOLVER A EMPEZAR, que más quisiera yo que mandar todo a la mierda e irme a la mierda y dejarme hehco mierda, pero no puedo, volveré a empezar, me voy..... me voy.


[no corregiré las faltas de ortografía]

Me gusta escribirme

Me gusta escribirme en papel, en tinta mojada por el café con raspado de chocolate y un poco de humo ahogado en mi garganta, mientras el día pasa con las miradas ajenas sobre mi, sobre mi rebelde comportamiento de romperme y quebrarme ante el cielo que se ve cuando expulso el aire contaminado de mi bocanada al cilindro nicotinoso; sobre mi cara al escribirme junto al paladar agonizando por un sorbo de amargo y pálido café.


Me gusta escribirme en mi corazón cada vez que intento no marearme con cada aspirada, y me muevo para intentar verte entre la multitud de rostros consumidos por el fervor del cansancio y el estancamiento de sus vidas, el reproche de un día de no más de tres líneas y unas cuantas palabras sueltas; me muevo para intentar aclarar mi vista hacia tu rostro que se acerca más y más y te encuentras con el mío, pero estas perdido al igual que yo; estamos perdidos, inmersos en el aire que no nos acaba, nos tienta a seguir nuestros caminos y a imaginarnos sórdidos frente al desvío momentáneo de un minuto, del tiempo cercado por el temor a perder.


Me gusta escribirme pensando que algún día todo acabará, y que me terminaré escribiendo sobre un trozo de servilleta escondida bajo un plato manchado, estrujado por el sudor de una taza no consumida, de un sentimiento no tragado ni expresado; me gusta escribirme pensando que algún día, el inicio se transformará en final y que el tiempo no acabará, que el tiempo me mirará y me dirá, me abrazará y me dirá, me besará y me dirá que no hay que temer, porque no se irá, no me abandonará.


Ahora, me gusta escribirme dentro de mi compañía, junto a un trozo de café hundido en agua, junto a un cilindro hundido en mis labios y la bocanada de aspiración y expiración que se transforma en el necesario para marearme, e irme y encontrarme con alguien que extraño, alguien que amo, alguien en quien no dejo de pensar, ni puedo olvidar, alguien que me debe de acompañar y me debe aclarar mis dudas, me debe escuchar y se debe sentar conmigo cada vez que necesite llorar; alguien quien no me puede dejar de leer mientras me escribo, porque lo hace conmigo.

Viajar

Viajar...




...la vida no es más que eso; viajar.




Ahora, sólo hay que hacerlo.

Monday, July 2

Maldito Pendejo

Maldito pendejo, nunca supiste crecer y nunca aprendiste a hacerlo, te desgastas la vida desangrandote y dejandote llevar por el aire, por el maldito sudor que te acalora los pensamientos y te deja acabado sobre la tierra.

Maldito pendejo, nunca supiste sentir y nunca aprendiste a hacerlo, dejas todo tirado por un par de besos y dejas todo hecho mierda en tu cabeza por una noche sin sentido, por un maldito cigarro y unos ojos que se encienden sobre la oscuridad.


Maldito pendejo que aún no creces, que aún no sientes y que aún no entiendes.


Maldito pendejo! mirate! y haz algo, haz algo antes que termines por dejar de mirarte y no puedas ni acariciar tu sombra, porque así estarás cuando te encuentres solo, desgastado, untado, acabado.


¿Qué quedara de tí luego de esto?



Maldito pendejo que sólo sabes cagarla, que lo úno que sabes hacer bien, es hacer mal; no puedes ni mantenerte en pie sin gritar ni llorar, sin hacerte mierda, PORQUE ESO TE HACES, MIERDA!



MALDITO PENDEJO, DEJA DE HACER COSAS QUE NO VALEN LA PENA, DEJA DE VIVIR EL DÍA, DEJA DE MASTURBAR TU MENTE CON ACCIONES INNECESARIAS, DEJA DE GRITARTE EN VEZ DE ACOBARDARTE, DEJA DE SENTIRTE INSEGURO, DEJA DE HACERLO, DEJA DE HACERLO, DEJA DE HACERLO, DEJA DE METERTE IDEAS EN LA CABEZA, DEJA DE SER FELIZ, DEJA DE ESTAR MAL, DEJA DE SUFRIR, DEJA DE SANGRAR, DEJA DE SONREIR, DEJA DE LLORAR, DEJA DE REIR, DEJA DE HACER, DEJATE, DEJATE,DEJATE,DEJATE,DEJATE,DEJATE,DEJATE Y ACABATE!




Maldito pendejo. ¿Cuándo aprenderas a crecer y a sentir?

Saturday, June 30

¿Por qué?

Por la simple necesidad de expresar.


De acabarme.



De derramarme.



De verterme.







De saberme y conocerme.




De gustarme, a veces.





Por el simple hecho de expresar-me.

Friday, June 29

Giving Up

No quisiera rendirme, y no quiero hacerlo pero necesito dormir más. Estoy cansado.

No quiero rendirme y dejar caer mis ojos sobre la almohada, quiero leer y entender y comprender y analizar y reflexionar y pensar, pero es tan difícil hacerlo con sueño, con cansancio de una semana agotadora, porque he dormido poco, he dormido casi nada, y he soñado menos.

Dicen que la abundancia es mala, mucha lluvia también, y hoy dejo que sólo me moje y pase por al lado, porque no quiero entender el 'Pensamiento complejo' de Morin, y no puedo hacerlo, no puedo mirar las palabras y ver más allá de esa objetividad, de esa doble visión angular. Es tán difícil hacerlo asi; cansado.

Me da miedo rendirme, me da miedo dejar por primera vez botado algo que de verdad quisiera comprender, me da miedo por las consecuencias, que sé que aunque fuesen malas, no me afectarían (si me saco un 2 en esta prueba, me eximo de todas formas), sin embargo me afectaría a mi, me sentiría derrotado, me sentiría un mal profesional, sentiría que todo lo que haré de aquí en adelante se torna oscuro y sombrio por no completar algo tan importante, como el reflexionar.

Necesito descansar, y aunque ese miedo está, sé que se ira, porque lo he recompensado con dormir y con salud. Además, no es el único texto que entra, entran tres más que ya leí y comprendí; no me rendí del todo, pero tampoco quiero excusarme. Asi es.


Ahora, a dormir, a soñar que no puedo comprenderme ni pensarme, que me va mal y que todo desde ese punto sale mal.

¡Que miedo!



...pero no puedo más; la realidad se me va de las manos, incluso ahora, que ya casi veo doble, o tripe, y casi nada porque se me cierran los ojos.

Ahora, a dormir, a soñar.

Wednesday, June 27

Tocar fondo

Y cuando tocamos fondo, a veces, sólo a veces se nos acaba el aire y respiramos mal, no sabemos cómo subir ni como volver a caminar.

Cuando tocamos fondo, a veces, sólo a veces nos terminamos por secar y nos quedamos quietos esperando un final que llegará, que sabremos que llegará y terminará por hundirnos más.

Y cuando tocamos fondo, a veces, sólo a veces nos llega un miedo enceguecedor, que nos recorre el cuerpo lento, calmado, quieto.

Sin respirar, quietos y ciegos por el miedo, no nos queda más que esperar.




Cuando tocamos fondo, siempre, siempre llega alguien, que nos puede salvar, nos da aire para volver a caminar, nos mueve y nos lleva de vuelta, nos abre el mundo y nos muestra, que no hay nada mejor que salir a flotar, a respirar la superficie, a mirar el mar y no a ahogarse en él.

A mirar la vida, y no ahogarse en ella.

¿Té o Café?

Y el aroma a café no fue suficiente, ni los labios que se mojaron con la brisa que atraía la lluvia y la humedad, ni los sueños bajo las luces del andén perdido por el frio.

Y el sabor a chocolate no fue suficiente, ni los dedos congelados sobre la sombra de una tarde-noche llena de palabras, ni los ojos mirándose fijamente los unos a los otros.


Fue necesario saber más y volver a recorrer el aroma y los sabores.


Necesitaba saber a qué sabían de día, cómo se veían cuando el sol nos abrazaba, sin embargo el día fue más frio de lo esperado y la espesa neblina-húmeda-lluvia nos amargo el paisaje de vernos sobre la luz enceguecedora.

Y el sabor a comida no fue suficiente, ni el observar el silencio a ratos, ni el mirarnos cada vez que el reflejo se posaba sobre las vitrinas.


Fue necesario saber más y volver a recorrer el aroma y los sabores.


Necesitaba saber a qué sabían tus palabras, más que por el dulce café o por la suave comida que burbujeaba tu garganta. Necesitaba saberte en la noche, en risas y conversaciones más, aún más profundas.


Y el recorrido fue largo, aún no suficiente; algo confuso, aún no suficiente; y llegamos y nos embarcamos sobre la aventura. Estábamos listos.

Necesitaba saberte en las nubes, volando los dos, riéndonos de la vida, disfrutando el momento, sabiéndonos dulces y compartiendo más, aún más, y aún más.


Nos escondíamos a veces, pero nos sabíamos encontrar y siempre lo hacíamos, incluso nos dejábamos, porque lo necesitábamos. Tanto lo necesitábamos que nos silenciábamos de vez en cuando y nos mirábamos y no necesitábamos más, porque ya nos sabíamos y nos reíamos y nos jugábamos, nos bromeábamos a veces y nos escuchábamos, nos leíamos y no necesitábamos más en ese momento.


Ahora...



¿Qué más?



Yo digo, mucho más.

Aún nos falta.


Aún...





[De verdad muchas gracias Iru por mostrarme tantas cosas y por dejarte mostrar tantas cosas. Gracias por hacerme darme cuenta de muchas, muchas cosas y espero yo también hacer lo mismo, porque aún nos queda.]

 
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