Friday, July 13

Tú, me hablas de amor y yo, me gasto.



Llegó el sistema, y con él, el punto medio en donde la distancia nos aleja un poco de lo visible y lo invisible. Nos acerca, sin embargo, a lo más invisible del ser, lo que no se intenta ver y lo que nadie desea ver, ni imaginar, ni acercar, ni descubrir porque esta escondido bajo el cuerpo y bajo la piel. Llegaste tú desde lejos y me abriste nuevamente, de par en par como las piernas en la noche bajo las sábanas calientes por inaugurar el placer sobre el pecho ajeno y sobre el tierno sudor arremangado en el cabello liso-partido por el calor. Llegaste y me devolviste al corazón ese placer de averiguar que esconde la muerte tras el recuerdo imparcial de una noche con lluvia y frio, y me devolviste el recuerdo de ver las noches irse con el tiempo, aún siendo desgracias sobre imágenes que no volveré a tocar. Llegaste para hablarme del sufrimiento por sobre el sangrar y por sobre el amar, y yo te respondí fríamente que debemos sufrir y que es necesario escondernos a veces, pero no demasiado porque se nos cae el pecho sobre el suelo y luego nos aplastamos contra el cielo que nos llega encima y más encima y más, acariciando lento nuestros labios y mojándonos lento nuestra espalda, lamiendo cada centímetro de espina dorsal hasta llegar al cuello y susurrarnos al oído que debemos gemir para culpar a otros sobre nuestro desgastar y nuestro herir. Llegaste tu y te odio y me dan ganas de besarte aún en el amanecer del día, aún en la distancia y me enamoré sin miedo por el sufrir, porque el sistema nos aleja triste sobre el país largo y extenso, como nos enseñan desde pequeños, a sudar el largo y extenso sobre el recorrido de nuestros muslos. Y cuando acabamos, cuando ya has llegado y tienes ganas de irte, yo te repito que tú, me hablas de amor y yo, me gasto.
.
.
.
.
.
.
[Gracias a Armando por la foto y la fuente de inspiración]

0 comentarios:

 
Template by suckmylolly.com