Monday, July 30

La siguiente etapa

Salió a la noche, Matías, consumiendo aún el último sueño que había tenido, masticando las veredas y ligando sus dedos con el frio que se entrecruzaba por sus labios. Matías, sonreía y mientras lo hacía no miraba atrás; no se devolvía ni levantaba la mirada al reflejo nocturno de su propia cara; sonreía.

Luego de caminar unos cuantos minutos, fumándose el aire y consciente de su toxicidad por su malestar en la garganta, se detuvo frente a un local de maquillaje corrido por el amor a la vida y de poesía no-disfrutada que nunca fue absorbida; se detuvo a observar el pequeño cartel sostenido sobre el muro cementoso de estrellas, leyó detenidamente cada trozo de palabras, cada mirada sobre los colores y cada pisada de tímido temblar sobre sus ojos, y luego de haber terminado con el cartel, se detiene sobre si mismo, se termina de fumar el aire con la última bocanada de silencio y decide entrar.

Ya dentro, luces de neón con humo abrigaban el cuerpo enceguecido de Matías, casi destrozándolo; lo cortaban en miradas de flashes pequeños, rápidos, y de momentos cortaban su boca, su cuello, su pecho, sus manos, su sexo y lo retorcían en el pasillo cuando intentaba escapar, capturando sus pasos y abriéndose más y más al rojo, blanco, azul, blanco, verde, blanco del estrecho corredor.

No alcanzó a afirmarse, ya mareado por el aroma a colores, neones y sabores que le hacían devolver los ojos y hundirlos sobre sus párpados y sobre las luces que parecían relámpagos sobre las paredes, y terminó por acabarse en el piso y en el miedo frente a su boca al besar el tapiz pisoteado por la multitud ausente.

Intentó mantenerse un rato en esa posición, muerto en el piso, desarmándose, desquitándose y agarrando cada hebra de sus dedos con sus dientes; mordiendo el dolor. Cuando terminó, decidió volver al lugar; se levantó, se miro lleno de gritos luminosos nuevamente, sin embargo esta vez no se mareó, no se dejo derrotar por el ambiente y miró al frente; el final del pasillo estaba encima de sus ojos y Matías corrió, y mientras lo hacía las luces obstaculizaban su agitar como lágrimas sobre sus ojos. Lo logró; llegó.

Matías, en el final del pasillo, tocó el negro fondo indescriptible, una puerta se sabía frotada con los dedos y se abría lento junto al movimiento del brazo, y dejaba claro la siguiente etapa, quizás la más difícil, alumbrada por el fondo resplandeciente. Quizás, Matías, tendría que volver a masticar un poco su vida, y volver a fumar aire para saciar sus ansias de escapar, quizás, fumar su infancia perturbada por la soledad para no huir. Frente a sus ojos, relampagueando, se siluetaban unos escalones; era la escalera que Matías debía subir, la siguiente etapa del mareo, de las luces como fondo, y del cielo como testigo. Matías no duro tres segundos en pie; se desplomó.

3 comentarios:

R!sk said...

Qué Lata Que No Te Haya Gustado
O Que Lo Hayas Encontrado "Fome"

Es Una Pena (8)

Diego said...

lo primero que penséfue, Matías Vicuña [Mala onda, Fuguet]
y me gustó saber que hay gente que hace lo mismo que yo. Que no mira atrás ni levanta la cabeza ni se detiene para ver que pasó después que uno se marchó. es mejor que no te importe.

however, que brígido que no haya podido subir la escalera. no es algo que me llame la atención... pero es de suponer que estaba cansado. mala cosa... pero todos terminamos cansandonos... creo.

igual es extraño el texto... pero llama la atención.

=D
igual me cayó bien Matías.

Diego said...

yeah, i realized that he didn't know
¬¬u

thnx for reading Lucas, really thnx
=)

 
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