Monday, July 9

Because of the rain...

Matías salió a caminar de noche bajo la lluvia sin paraguas, aún sabiendo que se mojaría, sin embargo no quiso hacerlo, no quiso protegerse de las gotas y decidió dejarse lavar por el cielo, dejarse humedecer la piel con el lagrimeo espacial.

Comenzó a caminar entre calles que desconocía y miraba a la gente que pasaba a su lado, que chocaba con él y que lo miraban de forma extraña al no llevar paraguas. Matías les devolvió la mirada con una sonrisa, con un gesto de felicidad, con su manía de levantar las cejas, de achicar los ojos, de elevar los labios y exclamar alegría.

La gente generalmente le devolvía el gesto pero a Matías no le preocupaba eso, no le importaba si la gente lo miraba de vuelta, si le sonreía de vuelta o si le hablaban de vuelta; él simplemente se dejaba llevar por la humedad de su cuerpo y la sequedad de su corazón, porque necesitaba salir a impregnarse de mar, salir a lavarse un rato el cuerpo y a destruirse mientras lo hacía.

Matías siguió caminando por calles sin conocer, por pasajes oscuros en donde a penas las gotas lo alcanzaban a tocar, y a penas el sonido de algún televisor encendido en una casa se escuchaba, cuando de repente alguien le tocó el hombro y se dio vuelta a mirar al personaje; un hombre de la misma estatura de él, sin paraguas al igual que él y de apariencia atractiva, se acercó más de lo que Matías estaba acostumbrado a sentir cerca a alguien, y lentamente dirigió la boca a su oído y le preguntó: ¿Deseas caminar conmigo? - con un tono sensual y algo suave, intentando persuadirlo con la melodía de la tonalidad en su salivar. Matías desconcertado, ansioso y a punto de temblar, no tuvo más respuesta que mover su cabeza en señal de que sí quería hacerlo, y cuando hizo el gesto su corazón comenzó a latir más de la cuenta, comenzó a humedecerse.

Caminaron por callejones oscuros, por pasajes sin nombres y no hablaron el uno con el otro, se miraron de repente y Matías le sonrió como a la gente que pasaba antes al lado de él, se alegró incluso más que con las personas ajenas, y entonces esperó una respuesta del desconocido quién también le sonrió, y se acariciaron los labios únicamente con esa expresión, mirándose y babeándose el uno por el otro, sin tocarse, sin hablarse, sin conocerse, sin besarse, sin amarse. Los dos caminando en la soledad bajo el rocío del cielo.

Iban caminando cuando paró de llover. Matías se detuvo, miró al cielo y luego miró al extraño que iba a su lado, lo observó, lo detuvo también con la mirada, lo observó, lo analizó, y el extraño le preguntó: ¿Ocurre algo? - con el mismo tono sensual y suave de voz. Matías no deseaba jugar si no había lluvia y le respondió: Dejó de llover - casi gritando, a punto de expulsar lo máximo de su voz, mientras que el personaje asintió con la cabeza. Matías lo miró y le sonrió, luego comenzó a caminar con el extraño a su lado y le sonrió nuevamente, esta vez sin esperar respuesta.

Luego de andar por calles sin nombres, pasajes sin recuerdos y veredas que no se volverán a pisar; Matías dio su última sonrisa, decidió correr y no ser alcanzado, decidió no mirar atrás y dejar al extraño de lado, decidió abrir los ojos a él mismo mirando al cielo, empapando su corazón cada vez más de él mismo, de su amor propio, de sus lágrimas y de su soledad bajo la próxima lluvia.

3 comentarios:

SeBx. said...

A veces escribes como con mermelada o mantequilla de maní o algo así u.u

Bug said...

i'm only happy when it rains. i'm only happy when its complicated. (8)

Marioneta said...

Qué valiente Matías.
Es como una mañana difusa en el recuerdo de la niñez.
Qué valiente Matías.
Que se atreve a sonreir en la lluvia y no le gusta usar paraguas.

Me hiciste feliz, Matías.

 
Template by suckmylolly.com