Vivir a la mierda

Y no es ni lejos, ni alejado de la ciudad, ni es al ladito de la civilización; es a la MIERDA.

Y asi con todas sus letras, con su rabia, y con su agonía entre ellas, entre sus labios que me hacen mascar esa palabra cada vez que quiero llegar a casa, que está a la mierda.

Y hoy ya no aguanto, ya no me trago el pedazo de mierda en mi boca, ya no me resguardo tras el auto que mi mamá tiene que ocupar todos los días para ir a dejarme, e ir a buscarme, porque mientras camino en la oscuridad, me muero de miedo si alguien se acerca, o si alguien se aleja, o si el viento me roza la mano y me pide dinero, o si la brisa recorre mi cara con sus ojos ensimismados en mi y en mi miedo.

Hoy ya no aguanto olvidarme de que todo ha sido una mierda, de que no puedo hacer más que llorar y esperar, y esperar y esperar lo que sé que no llegará. Y la verdad, es que el esperar me ha hecho desesperar-me y ahogar-me cada vez más en este mundillo, en este lugar, en este maldito hogar que ni olor a casa tiene.

Hoy ya me cansé de esperar, y de imaginar que alguna vez esto cambiará, porque falta y mucho. Falta que alguien haga algo, porque se puede hacer, y ese alguien soy yo, y por mi, porque yo soy el de la agonía entre las palabras, entre la noche y entre la oscuridad que ahora me aterra, y no me deja escapar cada vez que quiero salir a caminar, o a tomar un café, o a respirar, porque simplemente NO PUEDO.


Eso me enferma, me mata, y hoy me mató.



Ya me cansé y haré algo, y me haré mierda trabajando, y no me interesa eso mientras salga de aca, y me rescate a mi mismo de este enfermizo estar, de este vivir a la MIERDA, con todas sus letras, y la agonía entre medio, y la rabia que se mezcla con el fervor de no vivir, ni de caminar más, con miedo a perderme, a quedarme, a ahogarme.