Sunday, April 26

Me ahogo con facilidad

Me detengo. Tengo miedo de ocultar mis manos a la eternidad y entregar mis deseos a una carencia que oscurece con el amanecer, cuando los días saben a nuestras ansias y a su desesperación por perderse entre la arena (las rocas tienen manchas de nuestras huellas y saben que el cielo no perdona).

Me detengo. Tengo miedo de alcanzar tus dedos, cuando se enredan con los míos, cuando se mezclan con la costura de nuestros labios, cuando se atascan con el roce de nuestros encuentros, golpeándonos la espalda, los muslos, los párpados, los sueños que encontramos en el piso y que recogemos (aún sabiendo que los días pertenecen a la exageración de nuestras voces).

Me detengo. Tengo miedo de ahogarme con facilidad, desterrando el sonido de la saliva, cortando los recuerdos, lo que construiremos, lo que hace que el viento se detenga y agudice mis ansias de tomarte en lugares ajenos, y roce cada centímetro despreciado por tus manos (entre tus dedos - los hace sangrar).

Me detengo. Tengo miedo de conocerte, porque es verdad cuando dicen que uno o dos días hacen la diferencia, que una o dos marcas hacen temblar la piel, que una o dos veces de intentarlo es como si se perdiera, que uno o dos obstáculos es como si todo acabase y mi cuerpo no existiera, se olvidase de las ansias y cruzase sus manos a la eternidad (a una carencia).

1 comentarios:

Javier said...

No se que decir. Decir "hermano, todo fluye y ya" sería inmoral viniendo de mi...

 
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