A veces creo que mi falta se reduce en tres palabras
y que los lugares no se marcan en mi memoria
simplemente porque no lo deseo;
es la invención de un intento que se somete a una fatiga,
a un letargo que atenta con estrangular mis pasos.
Yo ya no intento detenerme, sólo me dejo caminar,
los días me sostienen como si yo fuese a caer:
- “No quiero más” -
quietas, inmaculadas, desgarradoras,
y todos los adjetivos que se les desee apropiar.
Yo ya no tengo lengua para referirme a ellas,
sólo sé que mis ganas se reducen en esas tres palabras.
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