Y usted que se viste de sonrisa
por la noche,
y usted que se abriga en mis ojos
por la noche.
Sí, a usted.
¿No le enseñaron a perderse
en brazos ajenos,
degustando el salivoso paladar
hambriento?
Sí, a usted le digo.
El que me mira con labios secos
ahogados de dolor,
deseosos de bailar la noche
envuelta en neones de estrellas,
de luces que nos dan vuelta;
nos atraviesan el cuerpo
y nos envidian los celos.
Y usted que me hace la coreografía;
me enseña los pasos del dolor,
del sentir que nunca le ha cruzado;
nunca le han llorado el corazón
y nunca le han sangrado la cicatriz.
Y usted que me hace los aplausos;
me toma de las manos
y me estremece los entrelazos
junto con palabras de un miedo a perder-se,
junto con miradas a punto de perder-se.
Sí, a usted le digo.
Que es imposible que nadie se haya
aún apoderado
de todo su amor,
de toda su preciada figura,
de su romance escondido,
de sus poemas no-escritos,
ni de su pelo recortado en el suelo.
Sí, a usted le digo.
Que yo quiero ser aquel,
el que le deje la cicatriz primera;
esa que no se borra,
esa que duele con los años,
esa que se marca en el brazo,
esa que se siente.
Y usted que se viste de frio,
con un tono a despedida
¿No cree que debería dejarme hacerlo?
Sí.
¿No cree que debería?
Sunday, September 23
La Cicatriz Primera
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1 comentarios:
aaaaaaaaaa
amo este texto!!!!!!!!!
de verdad....
esta bacanoso
saludos!
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