Pasaba través de la gente, intentando no gritar. Calmado e intranquilo a la vez, llego arriba, y al pasar por el pasillo lleno de luces, al fondo, encuentro tu cara, y el corazón se me parte, se me hunde, y se me sale un ‘hola’, un beso en la mejilla, y un ‘nos vemos’, y se me sale la piel, se me arrancan los gritos, la euforia, y me mojo la cara intentando calmarme, tratando de pensar bien, pero no puedo, el corazón me gana, y me sangra.
Bajo las escaleras, corriendo, y nuevamente me hundo más al centro de la tierra, y más en mi, y en no querer aparecer ahí, en irme y no reconocer ni tu cara nuevamente. Intento bailar un rato, moverme, cerrar los ojos y ver aparecer las luces en mi mente, las imágenes, los sonidos y la ausencia de sentidos en mi cuerpo, pero sin desearlo, abro mis ojos y a la distancia apareces tu, sonriendo, conversando, bailando, sonriendo, y yo me abrigo en mis pensamientos que no dejan de mirarte, y mi todo está incrustado en tu todo, nuevamente, sin dejar de observarte, sin dejar de plasmarte en una escena que no volverá a ocurrir.
Me acerco a ti, e intento buscar respuestas a algunas cosas que quedaron sin concluir y sin terminar, porque tú no lo hiciste, porque ya no me quieres ni mirar, aunque sea en el rinconcito oscuro de las luces de neón. Me inventas excusas, que yo sé que son falsas, que yo sé que te amargas al decirlas, y te duele un poquito el corazón al inventarlas. Y yo emputecido me voy escuchando el, quizás, último adiós de lo que nos quedó. Y vuelvo a amarrarme a mi baile que no resulta satisfactorio, y sigo ahogándome con el humo de tu imagen.
Logro escapar de tu presencia, y de mi búsqueda interminable por tus expresiones, y me escondo tras otra pista de baile, y me quedo quieto, mirando a las personas pasar, a las personas besarse, escuchando la música, e intentando descifrar el inglés que a penas puedo entender, y que a penas logro sacar un ‘love’ o alguno que otro recuerdo de los días en que estábamos mejor que ahora. Estaba ensimismado en mi agonía bajo la noche que no me entretenía, hasta que apareciste, buscándome, entre la gente, y yo te miraba mientras me buscabas, y cuando me encontraste, me pediste hablar, me pediste bailar, me pediste llorar.
Nos sentamos, y yo te miraba y no dejaba de hacerlo, y eso me preocupaba, porque tu mirabas al vacío, y hablabas; te disculpabas, y me enredabas, me hablabas y yo me enredaba, y miraba como te costaba decirlo todo, y yo con unas ganas de abrazarte y decirte que todo iba a estar bien, y que todo estaba bien, pero no era así; los dos allí, sentados, muertos, tristes, y enmarcados sobre el sonido de la música que no escuchábamos, y de las ampolletas que se encendían y apagaban. Estábamos tan mal como antes, tan mal como antes de no amarnos, pero ahora eso nos estaba matando, y yo seguía viendo como te costaba, como te ahogabas, y me daban más ganas, más ganas de mirarte, y decirte que no hablaras, que te costaba, y que lloraras, pero necesitaba escucharlo todo. Luego, luego de ese todo, me abrazaste, y yo de sorpresa me vi encima de tu hombro, tocándote la espalda, acercándome a ti, a tu corazón que latía y latía, y yo con él, y tu conmigo, y me daban ganas de seguir así, de estar así un ratito más, pero no, no se podía, ya no. Y decidimos estar mal, seguir mal, pero escondiéndonos, y refugiándonos, al menos por esa noche, sobre el baile que nos haría respirar, y nos alegraría el escenario nocturno de un sábado por la noche.
Y allí estuvimos, bailando, quebrados, rotos, doloridos, pero contentos de todas formas, porque pudimos ver, que podemos seguir adelante, y que podemos sonreír, aunque sea de mentira, aunque nos mintamos el uno al otro, pero que de alguna forma, eso saldrá, y se irá, y ahí podremos volver, a no re-caer sobre lo que alguna vez fuimos, y si debemos saltar para poder volar, lo haremos. Yo estoy preparado, y ten por seguro, que saltaré.
Sunday, April 29
Boys don't cry
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Saturday, April 21
Al final del mar
Detrás el mar, delante la arena, y los pies se me terminan de mojar, y se secan lento por el sol; se secan lento. Camino sin rumbo, devastado por las olas, abrumado por la espuma, arrancado por el mar. Ahogado una y otra vez más, desesperado por el calor, desesperado por mi mano ya vacía en el camino. Y las nubes se quedan atrás, junto a aquellas toallas tiradas en el piso, con colores, con sabores y con amores, que entre besos se recorren pequeños granitos que el viento lleva, y yo me recuesto un rato, a ver el sol caer.
Dentro de mi queda poco, pero aún, un gusto salado a mal, un gusto escaso al dolor del filo del oleaje del recuerdo, y cuando me detengo, no paro de nadar, no dejo de flotar entre tus ojos y tu pecho, y entre tu pupila, me acerco, me aquieto, y me hundo. Dentro de mí ya casi nada queda, del frescor del viento sobre mis dedos, que pasan lentamente por tu cuerpo, por tus venas, por tus piernas. Y me deshago al intentar sacarme la hiriente costra de sal de los labios.
Sin embargo, la brisa recorre mis cabellos, y los corta, los troza, los ahorra, los moja, y se los lleva lejos esperando que cada fibra se lleve un pedazo de cielo, un pedazo de espejo, y se ciegue ante mi corazón, que se guarden fuera de él, que se escondan, que se mimeticen con el oleaje feliz del camino que continúa, y que sigo, ahora solo, caminando, porque deseo ver el final del mar, donde termina, allá lejos, al otro lado de ese pedazo de cielo, que voló, se fue. Y se olvidó.
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Thursday, April 19
Love is walking hand in hand
Y caminaba por la playa, descalzo sintiendo cada grano de arena atravesar mis dedos, cada grano de arena herir mi planta, y sentía como el sol me ahogaba cada vez más en el azulado salar, que me llamaba a sumergirme en su frescura. Caminaba lentamente, sin polera al aire, dejando que me llevara a veces, que me volara a veces, y mientras caminaba miraba como el sol se terminaba de esconder detrás de las rocas.
Estaba caminando, cuando al alzar la mirada, pude reconocer unos pequeños ojos tristes de color azul, pude reconocer una pequeña sonrisa de color rojo, y pude reconocer un hermoso pelo amarillo, rubio ante el último pedazo de sol que nos calentaba. Y ahí te vi. Caminando descalzo, al igual que yo, sin polera al igual que yo, y de la mano al igual que yo.
El dolor en mi corazón volvió, y quede paralizado por algunos segundos, cuando escucho a mi lado - ¿Qué te pasa? - y yo respondo automáticamente - Nada, es solo que... nada - y sigo caminando. Intenté dar vuelta la mirada, intenté jugar un poco a que me resbalaba, y caía, y que necesitaba detenerme, y vi claramente que tu también lo hacías, jugabas a detenerte, y a mirarme, tal como yo te miraba. Vi como te recogían, y sentí como me recogían, vi su mano en la tuya, y comencé a desesperarme, comencé a llorar, a ahogarme nuevamente en mi corazón, a buscar qué quedaba de un recuerdo de hace años, que quedaba de aquel amor que se fue, y me dejo como el viento sobre mi pecho, que cada vez me entumecía más y yo temblaba.
Al recogerme no pude contenerme, no pude aguantar la soledad de la mano que me tomaba lentamente, y me decía - Vamos... es tarde - y yo deseando quedarme a mirar nuevamente tus ojos azules en los míos, deseando tenerte nuevamente en mis brazos, y amarrar esa sonrisa a mis labios. Me sentí culpable, me sentí amarrado al mar, y no me contuve, corrí.
Conseguí alcanzarte, conseguí mirarte, y quitar de tu mano, la de un desconocido sobre el aire, sobre tu aire, y ahí entre yo, a abrazarte, a recordarte, a mirarte, y vi como me respondías, como lo hacías, como lo insinuabas dentro de tu corazón, pero no podías, no podías esconderte más, yo te conocía, y te conocía tanto como para ver tu sonrisa que no salía, que no mostrabas porque insistías en que no me conocías. Te preguntaron - ¿Quién es él? - y tu atónito respondiste - Na... nadie - y seguiste caminando, seguiste tu camino, seguiste desviando lo que alguna vez decidiste desviar y yo como un tonto no luché por no hacerlo, pero al verte recordé, al verte nació nuevamente, lo que estaba escondido y te grité; grité tu nombre y tu diste media vuelta, me miraste directamente a los ojos, con el pelo y rastros de arena en tu frente, con tus pies descalzos y los míos igual, corriste hacia mis brazos, te acercaste tanto que ya podía sentirte a distancia, podía oler cada trozo de recuerdo incrustado en tu, y nuestros corazones.
Te sentí, luego de varios años separados, te sentí nuevamente, y pude acariciarte, tomarte, abrazarte, mirarte, sonreírte y besarte, pude dejar de extrañar aquellos momentos en los que nos hundíamos en nuestros cuerpos, y nadábamos en amor, encontrándonos en la superficie de vez en cuando, para volver a hundirnos y ahogarnos, y dejarnos llevar, como en ese momento, en el que volví a sentirte. Escuchábamos gritos desconocidos de rabia, escuchábamos, cada uno por su lado, gritos de odio y rencor, que no nos importaban, porque no estaban, ya no.
Nos juntamos nuevamente, nos amamos nuevamente, y pudimos caminar, tomados de la mano, al anochecer de una luna que salía por el otro lado de la playa.
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Sunday, April 15
Te miraba a los ojos de vez en cuando, recordando en tu pupila aquellos momentos que no deseo recordar, pero por el deseo del dolor, lo hago. Y tu me mirabas de vuelta, gesticulando, diciendo cosas que a veces no leía, que a veces no escribía, y me perdía en tus ojos, y en aquellos paseos a la playa, al mar sobre nuestros dedos y nuestros pies. Me perdía en el amor que aún no dejo de sentir, y cada vez más, bajo el sol, me derretía. Porque estabas tan lindo, tan nuevo, tan escaso, tan lleno, tan ido, tan marcado, tan gustoso, tan ansioso; te veía marcando el paso de el camino, y yo llorando por dentro me desgastaba en palabras que no quería dejar salir, en caras que no quería poner, en miradas que a veces tentaban a que la luna apareciera, y el querer besarte no dejara de latir sobre mi.
Estabas tan lindo, que cuando me despedí, intenté mirar lo último que me quedaba de ti, intenté llegar a tu corazón con ese último abrazo, que se sentía tan calientito, como esos de antes, esos que nunca olvidaré, esos que quiero recordar, esos que quiero abrazar por siempre. Te miré y tú, te ibas, lejos, en un segundo, en una milésima de segundo, en un instante perdido en mi mente. Y ahora te recuerdo, no me queda más. Te recuerdo lindo bajo el negro de tu ropa, con el contraste de tus ojos sobre tu cara, y el de mis ojos sobre tus labios, sobre tu sonrisa, que no deja de enamorarme, cada vez que, te acercas, que te alejas.
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Sunday, April 1
Fin
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